Los grupos terroristas palestinos, entre ellos Hamas y la Yihad Islámica, dispararon más de 3.350 cohetes contra Israel, que provocaron la muerte de 10 israelíes desde el inicio de las hostilidades hace una semana.
Se trata del mayor ritmo de lanzamiento jamás registrado contra territorio israelí, dijo el ejército de Israel (IDF), según el cual gran parte fueron interceptados por su escudo antimisiles Cúpula de Hierro.
Diez personas murieron en Israel, entre ellas un niño, y 294 resultaron heridas por la explosión de los cohetes lanzados desde Gaza. Varios cohetes lanzados por los terroristas cayeron en la Franja, provocando víctimas entre la población civil palestina.
Ante la agresión palestina, los israelíes, especialmente los del sur del país que viven con continuas alertas de cohetes, fueron llamados por el primer ministro Benjamin Netanyahu a “limitar sus actividades al aire libre”.
El ejército israelí, que acusa a Hamas de usar a los civiles como “escudos”, respondió con nueva serie de bombardeos nocturnos en la noche entre el domingo y el lunes.
Cientos de edificios resultaron dañados y se intensificaron los cortes de electricidad, según las autoridades locales, que no informaron de víctimas en lo inmediato. El Ejército israelí asegura que el objetivo de sus bombardeos son los locales y equipos de Hamas así como algunos comandantes y túneles subterráneos.
Este lunes, el ejército israelí dijo en un comunicado que atacó nueve viviendas propiedad de altos mandos de Hamas, algunas de las cuales eran utilizadas para “almacenar armas”, y un navío “sospechoso de ser un arma naval sumergible”.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) reportaron que en los ataques fue abatido Hussam Abu Harbeed, comandante del grupo Yihad Islámica en la división norte de la Franja de Gaza. Según el Ejército, había liderado los ataques sobre Israel por más de 15 años. La milicia palestina también confirmó la baja de Abu Harbeed.
Por otro lado, un judío israelí, herido de gravedad hace dos días tras recibir una paliza por “sospechosos árabes” en la ciudad mixta de Lod, en el centro de Israel, murió hoy a causa de las heridas. La víctima, un hombre de 56 años de nombre Yigal Yehoshua, sería la segunda víctima mortal de la violencia que se ha extendido por Israel entre judíos y árabes-israelíes, de origen palestino, después de que la semana pasada un árabe muriera también en Lod tras ser disparado por un judío.
Las encendidas protestas en Lod, contra la represión en las manifestaciones en Jerusalén Este de las semanas previas, llevó al Gobierno israelí a declarar el estado de emergencia tras fuertes disturbios que la Policía no pudo controlar.
Desde entonces, los enfrentamientos, protestas y disturbios han recorrido en mayor o menor grado otras ciudades mixtas como Acre, Um al Fahem, Ramle, Yafa, Haifa o Bat Yam.
En este contexto, una de sus expresiones más extremas han sido los linchamientos mutuos de judíos y árabes, así como la destrucción de comercios, los ataques a domicilios, la quema de sinagogas o la profanación de cementerios musulmanes.
Escasos avances diplomáticos
En tanto, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, pidió el lunes a Israel y a los palestinos que “protejan a los civiles y especialmente a los niños”, reiterando que Israel, “como democracia”, tiene un “deber especial” en este sentido.
En Cisjordania ocupada, el presidente de la Autoridad palestina Mahmud Abas recibió el lunes al emisario estadounidense Hady Amr, a quien solicitó la “necesaria intervención” de Washington para que cese “la agresión de Israel contra el pueblo palestino”, según la agencia oficial Wafa.
Amr, que se reunió el domingo con el ministro de Defensa israelí Benny Gantz, destacó por su lado la “importancia de llegar a una desescalada”, según Wafa.
La última gran confrontación entre Israel y Hamás remonta al verano de 2014. El conflicto de 51 días destrozó la Franja de Gaza y dejó al menos 2.251 muertos de lado palestino, la mayoría civiles, y 74 entre los israelíes, en su mayoría soldados.
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