El presidente de Rusia, Vladimir Putin, aseguró este domingo que su país defenderá “firmemente” sus intereses geopolíticos y denunció el retorno en el mundo de ideologías racistas y “rusófobos”, durante las celebraciones del 76 aniversario de la victoria contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Más de 12.000 hombres y 190 vehículos y sistemas de armamento comenzaron a desfilar después del discurso ante el jefe de Estado y un público de oficiales y veteranos para este tradicional desfile que marca la victoria sobre los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
“Rusia defiende incesantemente el derecho internacional. Al mismo tiempo, defenderemos firmemente nuestros intereses nacionales y garantizaremos la seguridad de nuestro pueblo”, dijo Putin, ante cientos de militares en uniformes de gala reunidos en la Plaza Roja.
El autócrata ruso aseguró que las ideas nacidas del nazismo “son puestas al día” y que existe un retorno de “discursos racistas, de superioridad nacional, de antisemitismo y de rusofobia”.
La Segunda Guerra Mundial “trajo tantas pruebas, dolor y lágrimas insoportables que es imposible olvidarlo. Y no hay perdón ni justificación para aquellos que de nuevo gestan planes agresivos”, señaló el mandatario ante veteranos y autoridades. Putin hizo estas advertencia cuando las relaciones con EEUU y gran parte de Europa pasan por su momento más bajo y cuando se cruzan las sanciones y expulsiones de diplomáticos, así como las acusaciones mutuas sobre el culpable de este deterioro de los lazos.
El líder ruso se refirió a señales de alerta que se ignoraron como las “consignas de superioridad racional y nacional, el antisemitismo y la rusofobia”, palabra esta última que el Kremlin últimamente utiliza constantemente para defenderse de lo que considera un Occidente hostil hacia sus intereses y sus políticas.
“La historia exige sacar lecciones. Pero, lamentablemente, muchos de la ideología nazi, los que estaban obsesionados con la delirante teoría de la superioridad, están nuevamente tratando de ponerla al servicio”, en práctica, sostuvo Putin. “Y no solo todo tipo de radicales y grupos terroristas internacionales”, recalcó.
Las celebraciones del 9 de mayo en toda Rusia, con desfiles militares en las principales ciudades, son un momento de comunión patriótica dedicado a los cerca de 20 millones de soviéticos muertos durante el conflicto. Según el instituto de sondeo público Vtsiom, para el 69% de los rusos, es el principal día festivo del año.
La exhibición aérea, que estuvo a punto de ser cancelada por el mal tiempo, contó con la participación de 76 aviones y helicópteros: entre ellos un bombardero estratégico Tupolev Tu-160 escoltado por cuatro aviones de combate Sukhoi Su-35S, otro Tu-160 con el avión nodriza Ilyushin IL-78 simulando una operación de reavituallamiento en el aire, los MiG-31K portamisiles hipersónicos Kinzhal y los cazas de quinta generación Su-57.
El punto final lo marcaron el llamado ‘diamante de Kúbinka’, una alineación de nueve Su-30SM y MiG-29 pertenecientes a los grupos de acrobacia aérea Rússkie Vitiazi (Guerreros Rusos) y Strizhi (Vencejos), y una bandera de Rusia dibujada en el cielo por seis aviones de ataque a tierra Su-25.
La práctica ausencia de líderes extranjeros en esta ocasión fue justificada por el Kremlin por el hecho de que no se trataba de un aniversario redondo y que por tanto la Presidencia no había invitado a jefes de Estado y de Gobierno de otros países, con excepción del presidente de Tayikistán, Emomalí Rajmón, que ya se encontraba en Moscú donde se reunió la víspera con Putin.
“Para mí y mi familia, es una fiesta que celebra una victoria del pueblo ruso. Estamos orgullosos, recordamos y honramos a nuestros seres queridos y nuestros valientes soldados”, declaró en Vladivostok Yulia Goulevskikh, un contador que asistió con su hija al desfile militar en su ciudad del Lejano Oriente.
Sólo después de la caída de la Unión Soviética, el gran desfile militar del 9 de mayo en la Plaza Roja se convirtió en una cita anual.
En más de 20 años en el poder, Putin colocó esta fecha en el centro de su política, exaltando el sacrificio de los soviéticos y acusando regularmente a sus adversarios occidentales de “revisionismo” histórico antiruso por tratar de minimizar el papel de la Unión Soviética en la derrota de Adolf Hitler.
En plena pandemia, que obligó el año pasado a Putin a aplazar la parada a junio, en la plaza Roja hubo pocas mascarillas. Según las autoridades ello se debió a que la gran mayoría de los participantes, como los veteranos y militares, se han vacunado ya, al igual que el propio presidente ruso.
(Con información de EFE, AFP y Europa Press)
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