Rosalía Arteaga, candidata de la sociedad civil a la Secretaría de la ONU: “Es fundamental privilegiar la educación de las mujeres”

La ex presidenta ecuatoriana fue propuesta para el cargo por Forward, un nuevo movimiento internacional liderado por jóvenes. En diálogo con Infobae habló sobre su visión de las Naciones Unidas, la importancia de abordar la cuestión de género y los desafíos para la educación en el mundo post pandémico

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La ex presidenta de Ecuador Rosalía Arteaga. (EFE/Robin Townsend/Archivo)
La ex presidenta de Ecuador Rosalía Arteaga. (EFE/Robin Townsend/Archivo)

Primera presidenta mujer de Ecuador, Rosalía Arteaga logró la semana pasada un nuevo hito: se convirtió en la primera candidata a la Secretaría General de las Naciones Unidas (ONU) propuesta por la sociedad civil.

Presidenta de la Fundación para la Integración y Desarrollo de América Latina (Fidal), doctora en leyes, experta en educación e integrante de la Junta de Mujeres Líderes Políticas, Arteaga fue elegida tras un proceso de votación virtual impulsado por Forward, un movimiento internacional liderado por jóvenes. Junto a la ex mandatara ecuatoriana (1997), la organización propuso a la argentina Paula Bertol para el puesto de vicesecretaria general.

El reto que enfrenta Arteaga no es menor. António Guterres, el actual secretario general de la ONU, es hasta ahora el único candidato oficial y parece tener el camino despejado para la reelección. Además, la candidata de Forward le pidió al Gobierno de su país que no formalice su nominación. A priori, sin la propuesta oficial de un Estado miembro, la candidatura no será tenida en cuenta, como ha ocurrido con otra media docena de nombres circulados.

Aún así, la ex presidenta ecuatoriana se muestra optimista. “Pueden empezar a darse otro tipo de oportunidades”, asegura en diálogo con Infobae. “Es un camino que recién comienza”.

—¿Cómo se gestó la idea de lanzar su candidatura a la jefatura de Naciones Unidas?

—Colombe Cahen-Salvador y Andrea Venzon, los creadores de Forward, me contactaron hace unos 15 días para hablarme de este desafío, de refrescar Naciones Unidas con una candidatura que viniera desde la sociedad civil. Conformamos un binomio con Paula Bertol para el cargo de Secretaria adjunta, algo que nunca se había hecho, y nos sometimos a un proceso de confirmación a través de una votación online. Fue muy interesante porque participaron 72 países. Para nosotros fue realmente sorpresivo tener una aceptación del 98,3 por ciento. Es algo inusual en cualquier proceso de elección o confirmación.

—¿El gobierno ecuatoriano se mostró dispuesto a apoyar oficialmente su candidatura?

—El presidente Lenín Moreno dijo que, si bien el gobierno iba en un principio a apoyar a Antonio Guterres, solicitaría que se considere mi nombre como candidata oficial del Ecuador.

—¿Habló con el presidente electo Guillermo Lasso?

—El presidente electo me manifestó su apoyo a través de una llamada telefónica. También recibí el respaldo unánime de la comisión de Asuntos Internacionales de la Asamblea Nacional y hubo llamadas de apoyo de la Corte Suprema, de las universidades. Y de muchas organizaciones a nivel mundial, como la Real Academia de Doctores de España, que cuenta con 20 premios Nobel. Esto para mi significa una enorme responsabilidad.

—Sin embargo, finalmente le pidió al Gobierno de su país que no formalice su nominación. ¿Por qué?

—Por varias consideraciones. En primer lugar, para preservar esta disrupción de la sociedad civil. Puede sonar a sueño, pero alguna vez tiene que empezar. A los jóvenes de Forward les sorprendió un poco porque pensaban que podíamos seguir avanzando mucho más con el endoso de mi candidatura por parte de mi gobierno. Pero creo que es mejor mantener los procesos así, y comenzar a trazar un camino que luego pueda ser seguido por otras personas. Se ha presentado la candidatura ante Naciones Unidas, estamos esperando una respuesta. Es un camino que recién comienza.

—Según una regla no escrita de la ONU, sin la propuesta oficial de un Estado miembro la candidatura no será tenida en cuenta. ¿Cómo esperan superar eso?

—Lo ha dicho bien, es una regla no escrita. Pueden empezar a darse otro tipo de oportunidades. Hay escepticismo, por supuesto, en qué va a decir actualmente Naciones Unidas, pero de todas formas la propuesta está hecha. Como decimos en muchos países donde nos justa el fútbol, la pelota está en la cancha, en la cancha de Naciones Unidas.

—¿Por qué cree que la sociedad civil ha sido marginada en el proceso de elección del secretario general de la ONU?

—Creo que a veces es difícil para la sociedad civil encontrar los caminos. Normalmente, hablamos de sociedad civil como un ente amorfo, pero si surgen liderazgos creo que pueden perfectamente encauzar las posibilidades, las posiciones de la sociedad civil. Sociedad civil en la que, por otra parte, estamos inmersos todos nosotros. Entonces por qué no abrir cauces diversos, de una forma disruptiva, diferente, pero que da esperanzas. Para mí esa participación y esa aceptación del 98,3 por ciento dice que hay una preocupación por parte de los jóvenes del mundo por el futuro de Naciones Unidas. Demuestra que a los jóvenes sí les interesa la política, que sí les interesa cómo se realizan los procesos y esto es maravilloso. Y también nos dice que a la gente le interesa el cambio y que le gusta que se hagan cosas de una manera diferente. No desorganizada, no acrática, porque esto no significa de ninguna manera decir: “no creemos en el sistema”. Al contrario, creemos en el sistema de Naciones Unidas.

El secretario general de la ONU, António Guterres. EFE/EPA/MARTIAL TREZZINI/Archivo
El secretario general de la ONU, António Guterres. EFE/EPA/MARTIAL TREZZINI/Archivo

—¿Cuáles son sus críticas principales a la gestión de Guterres?

—Yo creo que le faltó liderazgo en esta época de crisis global. Hacer propuestas que fueran a buscar definitivamente esa mayor solidaridad entre países grandes y países de menor desarrollo. Creo también que el tema de la migración debe enfrentarse de manera diferente. Tanto la migración que se da en nuestros países por temas políticos (como la situación de Venezuela o los migrantes latinoamericanos que tratan de llegar a los Estados Unidos), pero también los migrantes climáticos, que viven en zonas de riesgo. Es decir, hay que abordar más soluciones, no esperar que se nos venga el problema encima. Y aquí me parece que ha habido falta de ese liderazgo global.

—¿Qué papel deberán asumir las Naciones Unidas en el mundo post pandémico?

—Creo que el rol de Naciones Unidas debe ser inclusive más preponderante para trabajar en gobernanza global, para trabajar en temas de vacunas universales gratuitas, ahora que estamos con la pandemia y no sabemos cuando va a acabar. Nos parece que Naciones Unidas puede ser mucho más proactiva en el planteamiento de soluciones. Otro tema que es importante resaltar es el tema de la mujer. En más de 70 años las Naciones Unidas no han tenido una mujer al frente de la Secretaria General y creo que esto es algo que está faltando. Y por eso también es esa propuesta.

—La cuestión de género es uno de los grandes temas vinculados a la pandemia. Según el Foro Económico Mundial, el covid-19 hizo retroceder la lucha por la igualdad de género en una generación.

—Es un tema en todo el mundo. Hay estadísticas que muestran cómo las mujeres están siendo marginadas del mundo laboral mucho más fácilmente y eso lo vemos también en nuestras sociedades. A veces porque la mujer se ve obligada a quedarse en casa porque los hijos ya no están yendo a la escuela, pero también porque son más suprimibles los trabajos de las mujeres. Este es un tema radical.

—¿Qué considera prioritario hacer para recuperar los logros obtenidos en los últimos años?

—Primero, privilegiar la educación de las mujeres. Es fundamental. En mi país y en otras partes del mundo estamos viendo que más fácilmente las niñas son sacadas de la escuela por problemas económicos de la familia. Hay más deserción escolar de niñas que de niños. El énfasis en educación de calidad tiene además que incentivar en países como los de América Latina carreras que tengan que ver con la ciencia. Las grandes transformaciones en el mundo se están dando por avances científicos. En este mismo momento hemos visto que en menos de un año se consiguen vacunas, por lo que hay que ver qué se está haciendo en algunos continentes en ese sentido. Por otro lado, incluso en lugares como Estados Unidos y Europa están advirtiendo que hay menos personas interesadas en la ciencia y esto es extremadamente grave. Entonces, la educación es una de las formas. En este momento menos del 10 por ciento de los países son gobernados por mujeres y sin embargo son los países en los que hay mejores resultados frente a la pandemia, como Nueva Zelanda, los países nórdicos. Han tenido una visión multitasking, para abordar los problemas de forma simultanea desde ángulos diversos. Las mujeres somos bastante más expertas en hacer esto.

—En ese sentido, que los jóvenes hayan propuesto para la ONU a dos mujeres es una señal importante.

—Sí. Y que seamos además latinoamericanas. Esto muestra que en un momento dado las sociedades de nuestro continente podemos unirnos para decir que estamos aquí. Tal vez América Latina no ha tenido el protagonismo suficiente en estos 70 años. Ha habido un sólo secretario general latinoamericano, el peruano Javier Pérez de Cuéllar. Entonces esta candidatura también dice que la voz de América Latina es la voz de las mujeres, es la voz de los jóvenes que quieren tener esa presencia que hasta ahora no se ha logrado.

—Sin embargo, pareciera que incluso las mujeres que han logrado romper el “techo de cristal” de la política siguen enfrentándose a más barreras una vez que ocupan un alto cargo. Un ejemplo fue su paso por la presidencia de Ecuador. Usted alguna vez atribuyó el final anticipado de su presidencia al hecho de ser mujer.

—Por machismo, claro. Eso es real, es la historia. Antes que yo fuera vicepresidenta, cuando hubo la falta del presidente nadie discutió que debía asumir el vicepresidente; y después tampoco. Entonces hay una evidencia de machismo, de discriminación hacia una persona que tiene derecho a acceder a una posición. La lucha continua, eso no para. Y creo que opciones como las que estamos tomando, de una candidatura disruptiva para Naciones Unidas, ayudan. Tenemos que visibilizar el rol de las mujeres en su lucha, en su necesidad de decir: estamos aquí y tenemos algo que decir y tenemos mucho por hacer. A mi me gusta citar la frase de Martín Luther King que dice: “Yo tengo un sueño”. Pero la respuesta o el complemento es: “Nosotros tenemos una responsabilidad”. Y esta es la que asumimos con esta candidatura disruptiva y con el trabajo que los jóvenes de Forward están haciendo.

—Su historia profesional y política también habla de un gran compromiso con la educación. ¿Qué es lo que más le preocupa del efecto de la pandemia en la formación de las nuevas generaciones?

—Las propias Naciones Unidas, a través de agencias como Unicef y Unesco, dicen que vamos a retroceder una década en educación. ¿Qué se está haciendo para evitar ese retroceso? Creo que hay dos temas fundamentales: uno tiene que ver con la exclusión. Hay niños y jóvenes que se están quedando afuera del sistema educativo. El mundo digital es más excluyente, excluye a quienes no tienen la computadora, a quienes no tienen el teléfono inteligente, a quienes no tienen conectividad. Eso es dramático y lo vamos a pagar en el futuro. Porque un país que no se preocupa por la capacitación de sus niños y jóvenes está perdiendo totalmente el futuro. Eso me preocupa, la exclusión. Y por otro lado me preocupa la calidad de la educación. Sabemos que no es igual una clase presencial que una online. Esos chicos van a salir con vacíos enormes, desde la sociabilidad en la relación con sus pares hasta aquella calidad que se está dando a través de las pantalla. La pandemia ha puesto de relieve todo lo que queda para hacer.

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