El secretario de Defensa de los Estados Unidos, Lloyd Austin, lanzó este viernes una velada crítica a China al sostener que quienes operan en el espacio tienen el deber de hacerlo “de manera segura y reflexiva”, mientras el mundo espera con preocupación el impacto del cohete fuera de control lanzado recientemente por Beijing.
“Creo que esto habla del hecho de que, para aquellos de nosotros que operamos en el dominio espacial, hay requisitos [de seguridad], o debería haber un requisito para operar de forma segura y reflexiva”, indicó Austin en una conferencia de prensa.
Es necesario “asegurarnos de que tenemos en cuenta ese tipo de cosas cuando planificamos y realizamos operaciones” en el espacio, agregó.
El Long March 5B, que fue utilizado la pasada semana por China para lanzar al espacio uno de los módulos de su futura estación espacial, tiene una masa estimada que oscila entre las 17 y las 21 toneladas y un tamaño de unos 30 metros, lo que lo convierte en uno de los mayores trozos de escombros en regresar a la atmósfera, de ahí su vigilancia continuada.
De acuerdo con las últimas previsiones, los restos del cohete que podrían caer a la Tierra lo harían en algún punto entre los paralelos 41 norte y sur, con la mayor de las probabilidades en el océano Atlántico, seguido del Pacífico y del Índico.
Sin planes de derribo
Estados Unidos no tiene “por el momento” planes para derribar el cohete chino Long March 5B, que viaja sin control a una velocidad de 28.000 kilómetros por hora y está previsto que entre en la atmósfera la noche del sábado al domingo, dijo Austin durante la misma conferencia de prensa.
“Por el momento, no tenemos planes de derribar el cohete. Esperamos que impacte en un lugar en el que no dañe a nadie, como el océano u otro sitio similar”, apuntó el jefe del Pentágono en rueda de prensa.
La última previsión es que el cohete entre en la atmósfera a las 23:59 GMT del sábado, con un margen de error de más o menos 7 horas y 45 minutos, aunque las estimaciones más certeras sólo se podrán hacer unas pocas horas antes del reingreso.
Al ser preguntado sobre si Estados Unidos tiene capacidad técnica para derribar el cohete en caso de que sea necesario, Austin respondió que tienen capacidad para “hacer muchas cosas”, pero insistió en que de momento no hay planes con respecto al cohete.
Aunque Austin no entró en detalles, Estados Unidos cuenta actualmente con un sistema de defensa contra misiles balísticos intercontinentales, los cuales son muy similares a los cohetes espaciales, como el Long March 5B, en capacidades y tecnología. Se trata del GMD (Ground-Based Midcourse Defense, o Defensa basada en tierra y a mitad de camino), creado por la empresa aeroespacial Boeing.
El GMD es un complejo y costoso sistema de misiles balísticos diseñado para interceptar a otros misiles balísticos cuando aún se encuentra en el espacio, es decir a mitad de recorrido entre sus bases de lanzamiento y su objetivo. Estados Unidos cuenta actualmente con 44 lanzadores dispuestos en los estados de Alaska y California, y un gran número de radares y estaciones de comando y control para dirigir las operaciones, de acuerdo a información pública provista por Boeing.
Interceptar con éxito un misil que se traslada a unos 28.000 kilómetros por hora con un proyectil que se mueve a una velocidad similar no es nada fácil, sin embargo. La tasa de éxito, extraída de los ensayos realizados, es actualmente de 56%, aunque se cree que lanzando al menos cuatro misiles interceptores al mismo tiempo esto podría subir a 97%, según ha reportado la revista The Economist.
Con información de EFE y AFP
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