Un escándalo de proporciones fue dejado al descubierto por uno de los más prestigiosos y famosos teóricos de datos de los Estados Unidos luego de que publicara en su perfil de Twitter las maniobras hechas por el laboratorio que fabrica la vacuna Sputnik V contra el COVID-19. La campaña de desinformación rusa incluía fake news de todo tipo en la que se daba por cierto datos falsos sobre otras empresas farmacéuticas que también desarrollan dosis para combatir el coronavirus.
La campaña de desprestigio contra otras vacunas fue puesta de relieve por Carl T. Bergstrom, biólogo teórico y evolutivo que se ha convertido en los últimos años en una de las voces que más advierte respecto a supuestas investigaciones de índole científico engañosas o de baja calidad. El profesor de la Universidad de Washington en Seattle -formado en Harvard y Stanford- acusó a Sputnik V de estar detrás de una trama contra otros laboratorios como Pfizer o AstraZeneca.
“Hoy la propaganda antivacuna viene de un... ¿fabricante de vacunas?”, se preguntó Bergstrom en uno de los mensajes que despertaron la indignación del mundo científico. “Por desgracia sí. El fabricante de la vacuna Sputnik V está tuiteando estadísticas absolutamente absurdas en un esfuerzo por cuestionar el historial de seguridad de sus competidores”, advirtió el autor del recientemente publicado libro Calling Bullshit, El arte del escepticismo en un mundo manejado por los datos.
De acuerdo a una publicación en esa misma red social, la cuenta oficial de Sputnik V emitió un tuit en el cual puso en duda la seguridad de la vacuna de Pfizer al afirmar que se encontraban más muertes alrededor de aquellos que habían sido inmunizados con esa pócima que con cualquier otra, entre las que figuraba la rusa. Esto despertó alarmas, como era de suponer. ¿La propia cuenta del fabricante de la vacuna promocionada por el Kremlin en todo el planeta podía estar mintiendo de esa forma? Tenía que ser cierto. Sin embargo, la versión difundida era absolutamente falsa, de acuerdo a Bergstrom. “Es basura”, dijo.
Días atrás, Sputnik V publicó un cuadro en el cual reflejaba supuestos números de muertes en personas que habían sido inoculadas con las fórmulas de Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Johnson & Johnson y la propia. “Se registraron significativamente más muertes después de la vacunación con la vacuna de ARNm de Pfizer / BioNTech en comparación con AstraZeneca y otras inyecciones de COVID-19″, aseguraba el laboratorio ruso.
Bergstrom prosiguió con su explicación sobre la verdadera desinformación de los fabricantes de la vacuna promovida por Rusia. “Los números de la columna de la izquierda representan los promedios a nivel de país, no ponderados por el número de destinatarios. Nadie con un ápice de comprensión cuantitativa haría esto, a menos que intente engañar”, dijo el investigador. El académico dio un ejemplo: “Tomar el promedio directo de la tasa de mortalidad en Noruega, que ha vacunado a 1,2 millones de personas, y Estados Unidos, que ha vacunado a 140 millones de personas (no todas con Pfizer, en cualquier caso), es extraño. ¿Por qué incluso mostrar estos números? Porque hacen que Pfizer se vea mal”.
En esa enumeración las empresas norteamericanas son las que muestran peores estadísticas. Sputnik V, en cambio, figura lejos en el último lugar, la mejor ponderada.
“En la columna de la derecha -continúa Bergstrom- se nos dan promedios ponderados. Pero esto también es una tontería, porque los datos no se recopilan de una manera que permita comparaciones significativas. Lo más crítico, ¡estas son muertes totales, no muertes asociadas a vacunas!”, se indignó el profesor de la Universidad de Washington. En tanto, señaló que incluso ese dato -si fuera asociado a gente que hubiera recibido una dosis- sería todavía insignificante y sólo aportaría miedo en la población que puede ser escéptica a vacunarse. “Dado que las muertes asociadas a la vacuna serían muy bajas incluso si hubiera un problema, esperaríamos que cualquier diferencia causal por tipo de vacuna se ahogara con mis diferencias demográficas en cuanto a quién está recibiendo la vacuna”, explicó.
Pero además de los errores marcados, Bergstrom subraya que los países analizados por los rusos son muy disímiles entre sí. Para justificar su cuadro, el Kremlin comparó información de naciones tan disímiles en cuestiones demográficas, económicas y culturales como India, Brasil, Argentina, Chile, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Austria, Dinamarca, Italia y la propia Rusia. “Los países en cuestión difieren en factores que incluyen distribución de edad de los vacunados, incidencia de COVID y tasa de mortalidad, tasa de mortalidad general, precisión del registro de vacunas y los informes de muertes”, advirtió.
“La distribución por edades puede marcar una gran diferencia. Si, por ejemplo, Pfizer se administra con mayor frecuencia a los ancianos que Sputnik, esperaríamos tasas de mortalidad generales mucho más altas entre los vacunados con Pfizer en comparación con Sputnik. De manera similar, la información, tanto de las muertes como de las personas vacunadas, puede ser muy importante. ¿Qué tan seguro está de las cifras que provienen de los países que han utilizado más el Sputnik?”, se pregunta el catedrático que descubrió la maniobra de desinformación.
Según Bergstrom los datos proporcionados por Moscú tampoco consideran un factor clave: el tiempo. De acuerdo al reconocido autor, este factor es muy importante porque algunas vacunas han estado disponibles por más tiempo que otras en los países, lo cual distorsiona la medida poco transparente hecha por Sputnik V. “En los Estados Unidos, por ejemplo, comparan 10,4 muertes (¡por todas las causas!) por millón de receptores de la vacuna Pfizer con 7,5 por millón de receptores de J&J. Pfizer se aprobó en diciembre. J&J en febrero. ¡Los beneficiarios de Pfizer han tenido mucho más tiempo para morir!”.
“Con todo, estos son números absolutamente inútiles, compilados de una manera inapropiadamente clara y junto con un mensaje que promueve el miedo en torno a los principales candidatos a vacunas, mientras que hace que la propia vacuna del fabricante se vea bien. Es una espantosa propaganda del Sputnik”, concluyó.
Conflicto diplomático con Brasil
La revelación de Bergstrom se da en momentos en que la vacuna Sputnik V fue prohibida en Brasil por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa, el organismo regulador brasileño). Esto despertó alarmas en otras partes del mundo que se hicieron eco de las noticias que llegaban desde el país sudamericano. Por caso, la prestigiosa viróloga canadiense Angela Rasmussen señaló que el hallazgo “plantea interrogantes sobre la integridad de los procesos de fabricación” y podría ser un problema de seguridad para las personas con sistemas inmunitarios más débiles, si se concluye que el problema es generalizado.
La decisión del estado brasileño abrió puertas a un conflicto diplomático mayor. Es que pasadas 48 horas, Sputnik V anunció que iniciaría acciones legales contra Anvisa. “Tras la admisión del regulador brasileño Anvisa de que no probó la vacuna Sputnik V, Sputnik V está emprendiendo un proceso legal de difamación en Brasil contra Anvisa por difundir a sabiendas información falsa e inexacta”, aseguró el fabricante en la cuenta oficial Twitter. “Anvisa hizo declaraciones incorrectas y engañosas sin haber probado la vacuna Sputnik V real”.
La junta de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria brasileña rechazó el lunes la importación de Sputnik V, una vacuna aprobada en más de 60 países, después de que el personal técnico advirtiera sobre fallas en su desarrollo junto con datos incompletos sobre la seguridad y eficacia de la vacuna.
Un tema crucial para el regulador brasileño fue el riesgo de que otros virus utilizados -para hacer que la vacuna funcione- se reproduzca en los pacientes, lo que un experto de Anvisa había calificado de defecto “grave”.
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