Al menos 4.000 combatientes de la organización terrorista Boko Haram habría desertado del grupo extremista, en buena parte por motivos económicos o por tensiones existentes en las dinámicas internas del grupo, según un informe del grupo africano Instituto de Estudios de Seguridad (ISS).
De acuerdo con los datos que baraja por la organización, recogidos por el diario nigeriano Premium Times, parte de los combatientes han huido también de las filas del grupo por las precarias condiciones bajo las que operan en la formación, por no mencionar a los que han escapado tras incorporarse en contra de su voluntad, bien como reclutados forzados por la organización o bien como cautivos en los bastiones de Boko Haram.
Aunque los autores del informe reconocen cierta dificultad a la hora de hallar cifras precisas, sus datos sugieren al menos 2.400 deserciones en Chad, 1.000 en Nigeria, 584 en Camerún y 243 en Níger. “Los motivos para dejar Boko Haram incluyen circunstancias individuales, preocupaciones de seguridad y la dinámica interna de los grupos, entre otros”, de acuerdo con las conclusiones del estudio.
Pero, sobre todo, a nivel individual, “algunas personas se desvinculan porque sus expectativas, basadas en ideales religiosos u oportunidades económicas, no se han cumplido”, de acuerdo con el estudio, que señala como otro de los factores principales “las malas condiciones de vida en los campamentos”, así como “la intensificación de las ofensivas militares”.
Las malas condiciones también atañen a la férrea disciplina de la organización, cuyos líderes “imponen severas restricciones a sus miembros”, que viven bajo vigilancia permanente y suelen acabar sometidos a castigos físicos si violan las reglas del grupo en casos de robo, abuso de drogas, etcétera.
Sin embargo, el informe señala que muchos de los indecisos acaban quedándose en las filas del grupo dada la incertidumbre que rodea al destino de las personas que abandonan Boko Haram, en parte por la falta de ayuda de sus respectivos gobiernos a la hora de reintegrarse.
“El problema es que las comunidades no están involucradas de manera centralizada en los procesos de reintegración a pesar de que facilitan la desconexión y son el primer punto de contacto para los ex asociados de Boko Haram”, de acuerdo con el informe, que recomienda “estándares y protocolos regionales, junto con legislación pertinente, para guiar la desmovilización en los cuatro países de la cuenca del lago Chad” cuyos habitantes están amenazados por el grupo terrorista.
“También se necesitan políticas específicas sobre el papel de las mujeres y los niños en el extremismo violento. Para desarrollar la resistencia social frente a grupos como Boko Haram, la participación de la comunidad debe tener prioridad durante todo el proceso de rehabilitación, incluido el diseño, la implementación y la evaluación " de las políticas de reintegración, concluye el documento.
Con información de EuropaPress
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