El Instituto de Virología de Wuhan, el laboratorio señalado por varios expertos como uno de lo lugares en los que pudo originarse el nuevo coronavirus, estuvo involucrado en un proyecto de detección de virus de origen animal dirigido por científicos civiles y militares, pese a que el régimen chino negara tales vínculos.
El proyecto, llamado “Descubrimiento de patógenos transportados por animales salvajes”, fue lanzado en 2012 y fue financiado por la Fundación Nacional de Ciencias Naturales de China. Tenía el objetivo de encontrar y clasificar patógenos que pudieran infectar a los humanos e investigar su evolución, según unos documentos obtenidos por el diario británico The Mail on Sunday.
El proyecto fue dirigido por Xu Jianguo, el científico que encabezó el primer grupo de expertos que investigó la aparición del SARS-CoV-2, el virus que causa el covid-19, en Wuhan en diciembre de 2019. En línea con las directivas del régimen chino, Jianguo negó en un principio la gravedad de la epidemia: inicialmente descartó la transmisión humana del nuevo coronavirus, mientras a mediados de enero dijo que “esta epidemia es limitada y terminará si no hay nuevos casos la próxima semana”.
Desde entonces, casi 150 millones de personas se contagiaron de covid-19 en el mundo. De estas, 3,1 millones murieron.
También integraban el proyecto Shi Zhengli, la viróloga jefa del Instituto de Virología de Wuhan, apodada “Mujer Murciélago” por sus viajes para encontrar muestras en cuevas de murciélagos, y el coronel Cao Wuchun, un alto oficial del ejército y asesor del gobierno sobre bioterrorismo.
La participación de Cao sería la prueba de la colaboración del Ejército chino en las investigaciones llevadas a cabo por el Instituto de Virología de Wuhan, el mayor depósito de coronavirus de murciélago en Asia, algo que tanto Shi Zhengli como el régimen chino siempre negaron.
Cao, un epidemiólogo que estudió en la Universidad de Cambridge, figura en los informes del proyecto como investigador de la Academia de Ciencias Médicas Militares del Ejército Popular de Liberación, trabaja en estrecha colaboración con otros científicos militares y es director del Comité de Expertos en Bioseguridad Militar. Además, forma parte del consejo asesor del Instituto de Virología de Wuhan. Fue el segundo al mando del equipo militar enviado a la ciudad bajo el mando del mayor general Chen Wei, la principal experta en biodefensa de China, para responder al nuevo virus y desarrollar una vacuna.
Según los documentos del proyecto obtenidos por The Mail on Sunday, los científicos que lideraron el proyecto afirmaron haber descubierto “una gran cantidad de virus nuevos, lo que causa una gran preocupación en la comunidad virológica internacional”.
Un destacado científico chino, que publicó la primera secuencia genética del virus covid-19 en enero del año pasado, encontró 143 nuevas enfermedades solo en los primeros tres años del proyecto.
Los científicos chinos agregaban que, de trasmitirse a los humanos y al ganado, los patógenos podrían causar nuevas enfermedades infecciosas “que representan una gran amenaza para la salud humana y la seguridad de la vida y pueden causar importantes pérdidas económicas, incluso afectar la estabilidad social”.
Para 2018 los equipos científicos, que publicaron muchos de sus hallazgos en revistas internacionales, habían encontrado cuatro nuevos patógenos y diez nuevas bacterias, mientras que “se descubrieron más de 1.640 nuevos virus utilizando tecnología metagenómica”.
Dicha investigación se basa en la extracción de material genético de muestras como las recolectadas por la doctora Shi de heces y sangre de murciélagos en las redes de cuevas del sur de China.
Entre las muestras almacenadas en el laboratorio, se encuentra el virus RaTG13, el más cercano a la nueva cepa de coronavirus que causa el covid.
El laboratorio de Wuhan desconectó su base de datos de muestras de virus en septiembre de 2019, solo unas semanas antes de que estallaran los casos de covid en la ciudad.
Los vínculos entre científicos y militares en China alimentan las sospechas de muchos países occidentales e incluso de la OMS, que acusaron a China de poca transparencia en la realización de sus investigaciones.
El Departamento de Estado de Estados Unidos expresó su preocupación por los experimentos riesgosos en el laboratorio de Wuhan y sugirió que los investigadores se enfermaron con síntomas similares a los de covid semanas antes de que el brote surgiera de manera más generalizada en la ciudad china.
El mes pasado, Gran Bretaña, Estados Unidos y otros 12 países criticaron a Beijing por negarse a compartir datos y muestras clave tras las dudas dejadas por un estudio conjunto de la Organización Mundial de la Salud y China sobre los orígenes de la pandemia.
En los últimos años, el ejército de China ha aumentado la contratación de científicos después de que el presidente Xi Jinping dijera que este era un elemento clave en la marcha de la nación por la supremacía global.
David Asher, un experto en proliferación biológica, química y nuclear, que dirigió las investigaciones del Departamento de Estado sobre los orígenes de Covid-19, dijo: “Los chinos han dejado en claro que ven la biotecnología como una gran parte del futuro de la guerra híbrida. La gran pregunta es si su trabajo en estos campos es ofensivo o defensivo“.
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