El asesinato a cuchilladas de una agente de policía provocó que el Gobierno francés prepare un nuevo proyecto de ley que frene al reciente perfil de terrorista islamista: hombres que actúan en solitario, no pertenecen a una organización concreta y se radicalizan por internet.
En una entrevista publicada este domingo por el “Jornal de Dimanche”, el ministro del Interior de Francia, Gérald Darmanin, anunció que presentará en el Consejo de Ministros del 28 de abril una nueva ley, que contendrá 19 artículos, la cual se une a las que ya se encuentran en vigor una 2015 y otra 2017, promulgadas en plena oleada terrorista.
Nos enfrentamos a “individuos aislados, cada vez más jóvenes, fuera del radar de los servicios secretos y sin obligatoriamente estar en contacto con redes islamistas ya constituidas, usan internet y las redes sociales de manera sistemática”, alertó Darmanin.
Entre las nuevas medidas el proyecto de ley, se destaca la instauración de visitas domiciliarias por parte de las autoridades por el criterio de “amenaza grave”; un estrecho seguimiento de las personas radicalizadas, a las que se las podrá derivar a servicios psiquiátricos; y la captación de conversaciones vía satélite.
Además del trámite parlamentario, la ley también puede pasar por la Justicia, ya que algunos especialistas pusieron en duda la constitucionalidad de algunas medidas.
La muerte de una agente policial de 49 años conmocionó a un país habituado a los atentados islamistas. Desde 2012, ya son 269 las víctimas mortales de atentados inspirados en el integrismo islámico.
CINCO ARRESTADOS
En una rueda de prensa celebrada este domingo, el fiscal nacional antiterrorista, Jean-Francois Ricard, anunció que una quinta persona había sido arrestado este domingo por su relación con Jamel G., el hombre que asesinó a la policía de 49 años, madre de dos niñas.
En total, dos primos, el padre y una pareja amiga fueron puestos bajo custodia policial desde el viernes para conocer mejor las motivaciones del asesino.
Ricard contó que Jamel G. se radicalizó en los últimos meses, adoptando una práctica más rigurosa del Islám en pleno confinamiento, y había presentado problemas de depresión en febrero pasado, de acuerdo con el testimonio del padre del terrorista.
”Continuamos investigando para identificar cómplices, coautores o personas que le hayan inspirado a cometer el acto terrorista”, señaló el fiscal, quien indicó que trabajan “estrechamente” con las autoridades de Túnez, país de origen del atacante.
El fiscal explicó que encontraron claros indicios de un ataque islamista. Jamel gritó “Alá es grande” cuando acuchilló a Stephánie en la entrada de la comisaría y escuchó cánticos que inspiran a los yihadistas justo antes de perpetrar el ataque en el que él mismo falleció tras dos disparos de la policía.
EL TALON DE AQUILES DE MACRON
Repartidor y residente en la apacible Rambouillet en un estudio que compartía con su padre, Jamel G. tenía un visado temporal de trabajo.
El hecho de haber entrado a Francia sin permiso legal encendió a los conservadores y la ultraderecha, que acusaron al Gobierno de Emmanuel Macron de ser “laxo” frente a la “inmigración ilegal”.
A un año de las presidenciales, los electores franceses están especialmente preocupados por la seguridad y el combate al terrorismo, una cuestión que queda solo por detrás de la salud, la lucha contra la pandemia y la educación.
Un 86 % de los votantes tendrán en cuenta las políticas de lucha contra el terrorismo y la inseguridad que proponga cada candidato, de acuerdo con un encuesta publicada este domingo.
En las últimas semanas, antes del atentado, Macron se había empañado en hacer gestos y declaraciones en favor de las fuerzas del orden, anunciando un refuerzo significativo de las mismas.
Sin embargo, muchos electores lo siguen percibido como poco firme en el aspecto de la seguridad, en el que claramente le adelanta la ultraderechista Marine Le Pen, una de las favoritas para el pleito de 2022.
(Con información de EFE)
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