Luego de que Rusia anunciara este jueves que a partir de mañana comenzará a reducir su presencia en la zona cercana a la frontera con Ucrania, movimiento que se extendió durante días y exacerbó tensiones internacionales, Estados Unidos advirtió que espera “acciones, no palabras” al respecto.
“Hemos escuchado las palabras. Creo que lo que estaremos buscando son las acciones”, dijo a medios de prensa el vocero del departamento de Estado, Ned Price.
El anuncio de Moscú tuvo lugar este jueves, mismo día en el que llevó a cabo una serie de importantes ejercicios en Crimea, península ocupada y anexionada de Kiev en 2014.
De los ejercicios participan más de 10.000 militares, 1.200 unidades de armas y equipamiento militar de las fuerzas combinadas del Distrito Militar Sur, la Flota del Mar Negro, la Flotilla del Caspio y las Fuerzas Aerotransportadas. También lo hacen más de 40 buques de guerra y 20 barcos de apoyo.
No obstante, más allá de la magnitud de la movilización, esta no se acercó a la cantidad total estimada de tropas de Moscú en la región. Días atrás, la Unión Europea calculó unos 150.000 soldados se encontraban allí, asegurando que ello era “el mayor despliegue del ejército ruso en la frontera ucraniana e implicaba un “riesgo evidente de una mayor escalada”.
La OTAN tomó nota del anuncio de la retirada de los soldados rusos, pero aseguró que permanecerá “vigilante”.
En contraste, Rusia aseguró que sus soldados llevaron precisamente a cabo los ejercicios para hacer frente a las provocaciones ucranianas y a las actividades “amenazadoras” de la OTAN en sus fronteras.
En otra muestra de aparente desescalada, el presidente ruso, Vladimir Putin, se dijo dispuesto a recibir “en cualquier momento” a su par ucraniano, Volodimir Zelenski, en Moscú para abordar las tensas relaciones bilaterales.
Pero Putin le sugirió que si quiere hablar del conflicto entre las fuerzas ucranianas y los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, lo haga con los dirigentes de las dos repúblicas autoproclamadas por los rebeldes.
El presidente ucraniano, por su parte, no hizo directa referencia a la invitación de Putin pero también se congratuló por la retirada de las tropas rusas, ya que “conduce a una reducción proporcional de la tensión”, aunque precisó que seguirá “vigilante”. Kiev había expresado previamente su temor a una “invasión” rusa, aunque el Kremlin aseguró que “no amenaza a nadie”.
“Defensa fiable”
“Las tropas han demostrado su capacidad de garantizar una defensa fiable”, dijo el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigu, en un comunicado en el que explicó que había dado la orden de que regresen a “sus bases permanentes” a partir del viernes.
Moscú también limitó por seis meses la navegación de barcos militares y oficiales extranjeros en tres zonas frente a la costa de Crimea, en especial en torno a la península de Kerch.
Esta zona es muy controvertida por su cercanía al estrecho de Kerch que une el mar Negro con el mar de Azov y que es crucial para las exportaciones de cereales o de acero producidos en Ucrania. Esas limitaciones fueron calificadas de “escalada” por Washington.
Entretanto, pese a la reducción de tensiones con la retirada de las tropas rusas cerca de la frontera con Ucrania, el conflicto entre Kiev y los separatistas prorrusos sigue en el este del país, dejando decenas de muertos desde el mes de enero.
Poco antes del anuncio del final de las maniobras rusas, militares ucranianos destinados cerca de la localidad de Pisky, en la periferia de Donetsk, uno de los feudos de los separatistas prorrusos, expresaron sus dudas de que se pudiera resolver el conflicto mediante el diálogo.
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