El gobierno de Australia vetó el miércoles dos acuerdos entre China y la región de Victoria en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, en inglés) por “inconsistencias” con la política exterior del país oceánico, tras lo cual Beijing reclamó este jueves que se de marcha atrás y amenazó con responder “de forma dura”.
Según el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Wang Wenbin, citado por la prensa local, la decisión de Canberra es un “paso hacia atrás” que deteriorará todavía más los maltrechos lazos entre ambos países. “Es una nueva confirmación de que Australia no tiene sinceridad alguna a la hora de desarrollar las relaciones bilaterales (con China)”, dijo.
El Gobierno de Australia ejerció por primera vez los poderes para vetar acuerdos entre las jurisdicciones del país y naciones extranjeras, alegando que defiende el interés nacional y que la firma de esos acuerdos para crear una “Nueva Ruta de la Seda” suponía “inconsistencias” con la política exterior marcada por Canberra.
Los acuerdos en cuestión son memorandos de entendimiento suscritos en 2018 y 2019 aunque, según la prensa australiana, no comprometen a las autoridades regionales de Victoria a llevar a cabo proyectos específicos y no son legalmente vinculantes.
No obstante, China ha presentado “quejas formales y firmes” ante las autoridades australianas, a las que exigen que den marcha atrás en su decisión al considerar que los acuerdos entre Beijing y la región del país insular son beneficiosos para ambas partes.
La BRI, popularmente conocido como la “Nueva ruta de la seda”, fue inaugurada en 2013 por orden del presidente chino, Xi Jinping, y busca mejorar las conexiones comerciales entre Asia, Europa, África y otras áreas con la construcción de puertos, vías férreas, aeropuertos y polígonos industriales. Los proyectos se financian con inversiones chinas o préstamos de millones de dólares. Varios países occidentales y rivales regionales de China percibieron la iniciativa con recelo, al ver en ella el interés de Beijing en aumentar su influencia política y económica.
“El gobierno federal australiano, de forma irracional, opuso su veto a este acuerdo de cooperación”, declaró el portavoz Wang Wenbin. “Se trata de una interferencia arbitraria en unas cooperaciones normales. Esto representa un daño grave en las relaciones entre Australia y China y en la confianza mutua entre ambos países”, agregó.
“La parte china se reserva el derecho de tomar medidas complementarias al respecto”, insistió el vocero, quien denunció que las autoridades australianas han revisado más de 1.000 acuerdos internacionales y revocado solo cuatro, “de los que dos están relacionados con China”.
Según el Gobierno australiano, los acuerdos han sido cancelados debido a que no concuerdan con la política exterior del país, que aboga por una región del Indo-Pacífico “libre y abierta”.
El incremento de las tensiones entre estos dos países ha desembocado en un conflicto comercial tras la imposición, por parte de Beijing, de aranceles a varias exportaciones australianas al gigante asiático.
Un alto cargo de la embajada china en Canberra culpó recientamente de esta coyuntura negativa a la decisión, en 2018, del Gobierno australiano de excluir a la empresa china de telecomunicaciones Huawei de sus redes de quinta generación (5G).
La relación se tensó aún más cuando el primer ministro australiano, Scott Morrison, pidió el año pasado que se realizara una investigación internacional sobre el origen de la epidemia de covid-19.
La nación oceánica aprobó una serie de leyes para bloquear la supuesta injerencia extranjera en la política y economía del país, sin citar directamente a China, sobre quien recaen sospechas de posibles ataques informáticos contra universidades y entes gubernamentales.
Con información de AFP, EFE y EuropaPress
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