El Parlamento alemán aprobó este miércoles el “freno de emergencia”, un proyecto de ley del gobierno de Angela Merkel que impone fórmulas de actuación unitarias para todo el país en zonas de alta incidencia de contagios.
La cámara baja (Bundestag) respaldó el plan con los votos de la gran coalición entre conservadores y socialdemócratas. El plan se someterá mañana a la ratificación de la cámara de representación territorial (Bundesrat), con la perspectiva de que entre previsiblemente el sábado en vigor.
El objetivo de esta norma es aumentar las competencias del jefe de gobierno en los ámbitos sanitario y educativo, donde hasta ahora las regiones son competentes. Para el gobierno, es crucial tomar el control de la gestión de la pandemia, que ha provocado en un año más de 80.000 muertos en el país, azotado ahora por una tercera ola que parece no haber llegado aún a su punto más alto.
Concretamente, la ley da a la canciller el poder de decretar restricciones severas hasta el 30 de junio si los contagios alcanzan los 100 por cada 100.000 habitantes.
El martes, la tasa de incidencia del covid-19 en Alemania era de 162,4 por cada 100.000 habitantes. La activación automática desde recurso pondrá fin a las tensiones con las regiones, cuyos dirigentes suavizan o incluso ignoran en ocasiones las medidas estrictas decretadas por Merkel.
Frente a las críticas, el gobierno flexibilizó su proyecto inicial de prohibir las salidas entre las 21 y las 5 de la mañana y propuso un toque de queda menos severo entre las 22 y la medianoche, autorizando por ejemplo las salidas para hacer deporte, y estricto entre medianoche y las 5, salvo por razones laborales.
Pero el equipo de Merkel no quiere desterrar la idea del toque de queda, ya que lo concibe como “una señal de la situación dramática que vive Alemania y de que el gobierno se la toma en serio”, resumió el ministro de Economía Peter Altmaier.
Además se suspenderán las clases presenciales a partir de 165 casos, aunque a partir de 100 se implanta ya la obligatoriedad de someterse dos tests semanales de antígenos.
A partir de un nivel de incidencia semanal de 100 se limitarán también los contactos o reuniones, que solo serán posibles entre personas convivientes o como máximo una más de otro hogar.
Merkel también consideró inconcebible que se ignoren “los llamados de ayuda” de los hospitales, saturados de enfermos de coronavirus en las unidades de cuidados intensivos.
El ministro de Sanidad, Jens Spahn, justificó la aprobación de la modificación porque dijo que la situación es “seria, muy seria” y aseguró que las vacunas y los test no son instrumentos suficientes para detener la propagación del virus. ”No entiendo la lógica de quienes dicen que hay que esperar a que se llenen las UCI”, protestó Spahn frente a quienes no ven necesidad de incrementar los instrumentos de actuación federales mediante la reforma legal aprobada en el Bundestag.
El propósito de Merkel es establecer restricciones uniformes en todo el país. Con ello se propone evitar la situación actual, en que cada medida se consensúa con los poderes regionales, pero a la práctica se genera un descontrol en su aplicación, ya que depende del criterio de cada “Land”.
La cuestión no es simple en un país que aprecia su sistema federal, instaurado tras el nazismo. Por ejemplo, la instauración de los toques de queda nocturnos aviva los malos recuerdos en la ex RDA comunista.
Así, el ministro de Interior socialdemócrata de la región de Turingia, Georg Maier, se opuso a que la policía controle el cumplimiento de este toque de queda. “Es un tema muy sensible aquí, en el este de Alemania”, dijo.
La población también está dividida al respecto: una inmensa mayoría es favorable a que se instauren medidas más severas como el cierre de tiendas y restaurantes o se limiten los contactos entre personas, pero solo un 51% aprueba los toques de queda nocturnos nacionales, según reciente sondeo de la televisión pública ZDF.
Fuera del Parlamento, miles de manifestantes -entre seguidores de teorías de la conspiración, negacionistas y ultraderechistas, así como otros ciudadanos descontentos con las restricciones- protestaban contra el proyecto. La concentración, con unos 8.000 asistentes según la televisión pública rbb, acabó disuelta por no observarse las normas de distanciamiento ni el uso de la mascarilla.
El número de positivos desde el inicio de la pandemia asciende a 3.188.192 -de los cuales unos 2.824.100 son pacientes recuperados- y el de víctimas mortales con o por covid-19 supera los 80.000.
Desde principios de abril se ha acelerado la campaña de vacunación. Hasta ayer habían recibido las dos dosis de la vacuna 5.582.992 personas -un 6,7 % de la población-, y 16.795.784 (el 20,2 %) , al menos la primera.
(Con información de EFE y AFP)
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