Todo comenzó el 28 de febrero de 1993, cuando varios agentes del Departamento de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF) y el FBI llegaron a un rancho ubicado a 14 kilómetros de la localidad de Waco, Texas. Su objetivo era simple, allanar la propiedad luego de que vecinos denunciaran a David Koresh, líder de la secta, por posesión ilegal de armas y abuso sexual.
El primero de los delitos es considerado leve en Texas, ya que este tipo de modificación puede ser legal con un permiso estatal que costaba, en ese momento, solo 25 dólares.
El rancho era propiedad de una rama de Dividianos, religión creada por Victor Houteff. Considerada una secta cristiana, con una creencia literal de las escrituras. Se establecieron en Waco en 1935 y creen firmemente en la segunda venida del mesías y en el día del juicio final. El llamado culto protestante apocalíptico estaba liderado en ese entonces por el radical y ex profesor de religión David Koresh, quien había tomado el mando de la secta en 1990.
Esa mañana se produjo el primer enfrentamiento entre los religiosos y las fuerzas policiales. El tiroteo dejó un saldo de nueve muertos, cinco miembros de la secta y cuatro policías.
Hasta hoy nadie sabe realmente quién disparó primero.
A partir de ese momento, el FBI asumió el mando de la situación. Las negociaciones duraron 51 días, fue televisado en vivo y en directo dentro y fuera de Estados Unidos.
Durante ese tiempo, Koresh se rehusó a rendirse, exigió alimentos y, por último, dejó que algunos miembros pudieran irse del lugar.
Todo acabó el 19 de abril, casi dos meses después del primer tiroteo. El enfrentamiento terminó con tanques blindados, gases lacrimógenos, un incendio masivo, 76 muertos y una incógnita aún abierta: ¿quién fue el responsable?
EL FINAL DE LOS APOCALÍPTICOS
Era una mañana fría de abril. El FBI rodeaba el rancho en medio de una zona rural de Texas. Tenían la autorización para atacar de la fiscal general Janet Reno. Con una señal silenciosa dieron comienzo al ataque.
Tanques de guerra blindados destruyeron partes del edificio de madera, que durante décadas fue la sede de la Rama Davidiana. Su misión era hacer agujeros para luego llenar los ambientes de la propiedad con más de 400 latas de gas lacrimógeno militar especialmente fuerte.
Silencio.
Por altoparlante el FBI pidió que dejaran las armas, salieran con las manos en alto y se entregaran a los 600 agentes que los rodeaban. Nadie salió.
Poco después, una columna de humo en la casa principal comenzó a ser visible saliendo de una de las ventanas. El fuego se extendió rápidamente por todo el edificio.
Setenta y seis miembros de la secta, entre ellos, 25 niños y bebés, murieron en el acto. Decenas de cuerpos aparecieron carbonizados, incluido el de Koresh, que además presentaba un disparo en la cabeza.
El primer cuerpo identificado por el FBI fue el del líder del grupo religioso. Solo nueve miembros de la secta sobrevivieron al fuego.
CULPAS CRUZADAS
El FBI declaró en audiencias públicas que miembros de la secta comenzaron el tiroteo del 28 de febrero, mientras que los davidianos siempre dijeron, inclusive los sobrevivientes, hasta hoy, que los suyos solo abrieron fuego cuando los agentes le dispararon a Kosher, cuando este pedía desarmado en la puerta que se retiraran.
El FBI siempre afirmó que el incendio fue provocado desde adentro del edificio, y una investigación formal lo corroboró, aunque reconoció que la fuerza utilizó granadas de estruendo, un tipo de arma no letal que, como el gas CS usado, pueden ser inflamables.
En cambio, los sobrevivientes del incendio, sostienen hasta hoy que el fuego no fue provocado intencionalmente desde adentro y que nunca hubo un plan para suicidarse en masa, como contó el FBI.
Varios siguen culpando al FBI, otros simplemente dicen que no saben qué sucedió.
Lejos de querer buscar claridad e investigar a fondo lo que sucedió, el FBI y el entonces flamante Gobierno de Bill Clinton taparon el asunto desnudando los aspectos más escabrosos de la secta y, especialmente, de su líder. Contaron cómo Koresh se casó con una joven de 14 años poco después de asumir el mando de la congregación en 1988 y cómo más tarde disolvió todos los matrimonios del grupo y tomó a las mujeres como pareja porque había tenido una revelación divina. Según le había dicho Dios, los hombres debían ser célibes, y él solo debía cargar con el peso de la reproducción de los elegidos para el Día del Juicio Final.
Al momento de la masacre, Koresh tenía al menos 15 esposas y al menos 13 hijos.
El FBI y el Gobierno de Clinton también repitieron una y otra vez frente a las cámaras que Koresh abusaba de los niños de la secta. Mientras que nunca pudieron comprobar los presuntos abusos a sus hijos y a los chicos más pequeños, los sobrevivientes contaron que muchas de las llamadas esposas de Koresh eran menores de edad cuando él las eligió.
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