La empresa estatal rusa Rosatom ha sido excluida de la licitación para ampliar una central nuclear en la República Checa, después de que este país haya acusado a Moscú de la explosión en un depósito de armas en 2014 que dejó dos muertos, lo que condujo a una crisis diplomática entre los dos países.
“En unos días será eliminada de la posibilidad de participar en la licitación, es decir, de la prueba de seguridad. El que no sea invitado a este trámite y no lo supere, no puede acudir”, aseguró este lunes el viceprimer ministro checo, Karel Havlicek, al diario Právo.
Havlicek descartó asimismo que Rosatom pueda participar de alguna otra manera en el proyecto.
Otras tres empresas, la estadounidense Westinghouse Electric Company, la francesa EDF y la surcoreana KHNP, compiten por hacerse con el contrato para construir el quinto reactor de la central de Dukovany, que genera actualmente el 20% de la energía que consume República Checa.
El veto a la compañía rusa se produce dos días después de que Praga acusase a Moscú de sabotaje y expulsase a dieciocho empleados de la embajada rusa, en una medida sin precedentes.
La inteligencia checa acusa al servicio secreto militar ruso GRU de la explosión de un depósito de armas al este del país en 2014, en la que murieron dos personas.
Praga ha emitido una orden de detención contra dos agentes rusos, Anatoly Chepig y Alexander Mishkin, que entraron en el país con pasaporte falso en octubre de 2014, cuando se produjo la explosión.
Chepig y Mishkin son sospechosos de haber intentado matar con la sustancia tóxica Novichock, al ex doble espía Sergei Skripal y su hija Yulia en Inglaterra, en 2018.
El primer ministro Andrej Babis dijo que la explosión de 2014 cerca de la localidad oriental de Vrbetice no fue un acto de terrorismo de Estado, ya que tuvo como objetivo bienes propiedad de un traficante de armas búlgaro.
“Probablemente vendió estas armas a entidades que luchan contra Rusia (…) Pero no podemos tolerar que agentes del GRU lleven a cabo este tipo de operaciones aquí”, dijo Babis a la prensa local.
El mandatario consideró que el atentado fue “torpe”, ya que el material militar estaba probablemente destinado a explotar de camino a Bulgaria y no en territorio checo.
El supuesto cliente búlgaro, la empresa Emco, propiedad del empresario Emilian Gebrev, indicó que no había planeado ningún transporte de armas desde el depósito “en los meses anteriores, durante y al menos un año después de las explosiones, ni a Bulgaria ni a ningún tercer país”.
El alto fiscal checo Pavel Zeman dijo que prefería “creer en las pruebas que tenemos”. Añadió, además, que las investigaciones habían tardado tanto porque la retirada de la munición sin explotar no se completó hasta el otoño de 2020.
Babis manifestó el fin de semana que el gobierno publicaría el informe de inteligencia este lunes, pero la policía lo ha impedido, ya que las investigaciones siguen en curso.
Además de descartar a Rosatom de la licitación nuclear, el ministro de Asuntos Exteriores, Jan Hamacek, anunció que la República Checa ya no consideraría la posibilidad de comprar la vacuna Sputnik V, de fabricación rusa, contra el covid-19.
“El único camino ahora es confiar en las vacunas que han sido aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento”, comentó Hamacek.
Moscú, por su parte, calificó la expulsión de sus diplomáticos de “provocadora e inamistosa”, y en respuesta expulsó a 20 trabajadores de la representación diplomática checa en Rusia.
República Checa dijo que había informado a los aliados de la OTAN y la Unión Europea que sospechaba que Rusia había causado la explosión, y los ministros de Relaciones Exteriores del bloque regional estaban listos para discutir el asunto en su reunión del lunes.
Estados Unidos respaldó fuertemente a Praga el domingo y el Departamento de Estado elogió su firme respuesta a “las acciones subversivas de Rusia en suelo checo”.
La disputa es la más grande entre Praga y Moscú desde el final de décadas de dominación soviética de Europa del Este en 1989.
También se suma a las crecientes tensiones entre Rusia y Occidente en general, planteadas en parte por la creciente presencia militar de Rusia en sus fronteras occidentales y en Crimea, que Moscú anexó a Ucrania en 2014, después de un aumento en los combates entre el gobierno y las fuerzas prorrusas en el este de Ucrania.
Rusia dijo que las acusaciones de Praga eran absurdas, ya que anteriormente había culpado de la explosión en Vrbetice, a 300 kilómetros al este de la capital, a los propietarios del depósito.
También calificó las expulsiones como “la continuación de una serie de acciones antirrusas emprendidas por República Checa en los últimos años”, acusando a Praga de “esforzarse por complacer a Estados Unidos en el contexto de las recientes sanciones estadounidenses contra Rusia”.
Con información de AFP, EFE y Reuters
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