La crisis política y de inseguridad que atraviesa Haití se llevó por delante al actual Gobierno, el cual dimitió ante la presión creciente de diversos sectores, entre ellos el de la Iglesia Católica.
El presidente haitiano, Jovenel Moise, que gobierna por decreto ante la ausencia de un Parlamento electo desde el 2 de marzo de 2020, anunció en su cuenta de Twitter la dimisión del Gobierno. Confía en que esto “permitirá resolver el problema flagrante de la inseguridad y proseguir las discusiones para lograr el consenso necesario hacia la estabilidad política e institucional”.
El mandatario se pronunció poco después de que el primer ministro, Joseph Joute, hiciese pública en sus redes sociales su salida. Con un mensaje en el que destacó que fue “un honor” servir a su país y en el que dio las gracias tanto a su equipo como a quienes le han apoyado en este tiempo, trató de no entrar en polémicas.
Moise designó como nuevo primer ministro al actual responsable de Exteriores y antiguo embajador en España, Claude Joseph, que ocupará el cargo de forma interina.
Haití suma de esta forma un nuevo capítulo de una larga crisis que se disparó a principios de año, luego de que la oposición alegase que el mandato de Moise expiraba el 7 de febrero. El presidente sostiene que el plazo no comenzará a correr hasta la celebración de unas elecciones válidas y que, por tanto, tiene derecho a seguir en el puesto hasta febrero de 2022.
Moise defiende su ‘hoja de ruta’ para la transición, según la cual el 27 de junio, los haitianos están llamados a votar el borrador para una nueva Constitución que instauraría un régimen presidencialista. La votación iba a celebrarse dos meses antes, pero fue aplazada.
El proyecto ya suscitó protestas, como las vividas el 28 de marzo en Puerto Príncipe y la Oficina Integrada de la ONU en Haití (BINUH) advirtió esta misma semana de que “el proceso no es suficientemente inclusivo, participativo o transparente”. “La apropiación nacional del proyecto de Constitución exige el compromiso de un abanico más amplio de actores políticos y sociales, incluidos los grupos y mujeres y religiosos de todo el país”, señaló en un twitt.
La ‘hoja de ruta’ de Moise plantea también elecciones presidenciales y parlamentarias en septiembre, a las que en principio el actual presidente no concurrirá.
AUMENTO DE LA INSEGURIDAD
El terremoto político coincide también con una creciente inseguridad y una violencia de la que se responsabiliza tanto a bandas organizadas como a facciones radicales de las propias fuerzas de seguridad. El Gobierno reconoció públicamente el problema, pero día tras día el país sigue sumando víctimas.
La Conferencia Episcopal de Haití convocó para este jueves una huelga para protestar contra la creciente inseguridad en el país caribeño, una “dictadura del secuestro” de la que han sido víctimas recientes varios religiosos, entre ellos dos personas de nacionalidad francesa.
El domingo, siete religiosos y otras tres personas fueron raptadas en la zona de Croix-des-Bouquets, en el departamento de Oeste. El ataque fue atribuido a la banda ’400 Mawozo’ y, según testimonios recogidos por los medios franceses, el objetivo sería económico. Un testigo contó en la televisión pública de Francia que reclaman un millón de dólares.
“No podemos dejar que unos bandidos nos asesinen, violen y secuestren”, lamentó la Conferencia Episcopal haitiana, en un mensaje público. Además, convocaron a todas las instituciones católicas, incluidas las educativas, a que cierren sus puertas este jueves como señal de protesta, según el diario ‘Le Nouvelliste’.
En el primer trimestre del año, al menos 157 personas fueron secuestradas, de ellas cinco menores de edad, una cifra que casi duplica a la registrada en igual periodo de 2020, confirmó el Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos.
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