Europa ha registrado más de un millón de muertos por COVID-19 desde que se descubrió el coronavirus en China en diciembre de 2019, según un conteo realizado por la agencia AFP a partir de balances suministrados por las autoridades de salud.
Los 52 países y territorios de la región (que va, al este, hasta Azerbaiyán y Rusia) totalizan al menos 1.000.288 muertes (por 46.496.560 casos), por delante de América Latina y el Caribe (832.577 muertes, 26.261.006 casos), Estados Unidos/Canadá (585.428 muertes, 32.269.104 casos), Asia (285.824 muertes, 19.656.223 casos), Medio Oriente (119.104 muertes, 7.011.552 casos), África (115.779 muertes, 4.354.663 casos) y Oceanía (1.006 muertes, 40.348 casos).
Sin embargo, las tendencias son muy diferentes en este grupo de países.
El Reino Unido, tras haber registrado hasta 8.700 muertes en una semana a finales de enero, ha visto la epidemia retroceder de manera drástica con 238 muertes en los últimos siete días y una importante caída en sus hospitalizaciones y casos detectados. El país ha vacunado masivamente desde principios de diciembre: alrededor del 60% de la población adulta ya recibió una primera dosis de vacuna.
De hecho, este lunes el país del Reino Unido implementó este lunes una relajación de sus estrictas medidas sanitarias: desde hoy, bares y restaurantes de Inglaterra pueden abrir sus terrazas (el servicio interior lo hará a partir del 17 de mayo).
Otros países como Italia (3.200 muertes desde el pasado martes) y Francia (2.200) enfrentan una tercera ola. El primero extendió el lunes pasado su confinamiento y las restricciones para ingresar al país hasta el 30 de abril, mientras que las restricciones en Francia -entre las que se cuentan el cierre de comercios no esenciales salvo excepciones y la prohibición de desplazarse más de 10 kilómetros- continúan al menos hasta finales de mes.
En una situación similar se encuentra Alemania, donde se encuentran en vigor numerosas restricciones para evitar el colapso del sistema de salud.
Las cifras compiladas por la AFP se basan en los informes diarios publicados por las autoridades sanitarias de cada país. Se trata de una estimación parcial del número real de muertes, ya que los organismos estadísticos de varios países han llegado a la conclusión a posteriori de un número aún mayor de muertes atribuibles al COVID-19.
Europa superó el umbral del medio millón de muertos el 17 de diciembre, 11 meses después del anuncio de la primera muerte en China en enero de 2020. Otras 500.000 personas murieron en menos de cuatro meses. No obstante, la tasa de mortalidad se ha estabilizado desde finales de enero.
Europa registró 27.036 muertes la semana pasada, una media de 3.900 al día, cifras muy inferiores a las de la semana más mortífera registrada en el continente. Entre el 14 y el 20 de enero de 2021, se contabilizaron 40.178 muertes, es decir, unas 5.700 por día.
En proporción a la población total, los países más afectados en el mundo son europeos: la República Checa es el país que más muertes lamenta, con 261 por cada 100.000 habitantes, seguida por Hungría (245) y Bosnia-Herzegovina (228).
Las muertes registradas en Europa, que tiene 900 millones de habitantes, es decir, una novena parte de la población mundial, representan un tercio de los 2,94 millones de víctimas de la pandemia reportadas en el mundo, de los más de 136 millones de casos diagnosticados desde el comienzo de la pandemia, según el recuento de la AFP.
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