La operación de represión protagonizada el viernes por las fuerzas birmanas contra los manifestantes en la ciudad de Bago ha dejado unos 60 muertos, según activistas y otras fuentes, en lo que se trataría de uno de los eventos más sangrientos desde el inicio de las protestas contra el golpe de Estado militar del 1 de febrero.
Un cabecilla de las manifestaciones ha informado que el Ejército ha ocultado a los fallecidos en el interior de una pagoda para alejarlos de las cámaras, según el portal de noticias Myanmar Now.
Algunos monjes fueron al complejo de la pagoda y pidieron a los soldados que les permitieran llevar a las personas heridas para recibir tratamiento médico, pero su solicitud fue denegada, dijo un residente de Bago.
La represión comenzó a primera hora del viernes con la apertura de fuego real contra los manifestantes en esta ciudad que se encuentra a unos 60 kilómetros al noreste de Rangún. Los soldados utilizaron armamento pesado durante el ataque, que comenzó a las 05.00 horas, y rodearon el área desde todas las direcciones, según los testigos.
Un residente declaró al portal de noticias Myanmar Now que las fuerzas de seguridad “han estado disparando con armas pesadas” desde la madrugada contra un grupo de manifestantes, luego de que el jueves al menos dos personas murieran en la ciudad a raíz de la represión de las autoridades.
El medio acompañó la información con una serie de fotografías donde se aprecia un proyectil, que podría tratarse de un trozo de mortero.
Por su parte, el diario The Irrawaddy informó que las fuerzas de seguridad utilizaron artillería para atacar la línea de barricas instaladas por los manifestantes en Bago, sin que se haya confirmado el número de víctimas.
Fuentes de Radio Free Asia han elevado los muertos a 60 (las de Myanmar Now creen que son 57), aunque la verificación es imposible por el silencio de las autoridades y la ausencia casi total de medios.
“Es como un genocidio. Están disparando hasta a las sombras. Esta situación es como los incidentes (contra la minoría étnica rohingya) de Rajine. Simpatizamos con la situación en las áreas étnicas. Siento que están cometiendo genocidio contra su propia gente”, ha declarado Ye Htut, uno de los organizadores de las protestas.
Las protestas contra el golpe han seguido este sábado en Rangún, Mandalay, Bagan, Sagaing, Myeik y otras ciudades del país, donde más de 600 personas han muerto por la represión de las fuerzas de seguridad desde el inicio de las protestas contra el golpe.
El Consejo de Seguridad de la ONU celebró el viernes una reunión informal para analizar la crisis en Myanmar.
La cita, presidida por el Reino Unido, se llevó a cabo bajo la “Fórmula Arria” que permite una discusión informal entre los miembros del Consejo de Seguridad e invitados que se ven afectados por el tema que se aborda.
Naciones Unidas informó también de que su enviada para Myanmar, Christine Schraner, viajará esta semana a la región, con visitas en Bangkok y posiblemente a otras capitales, mientras continúa tratando de recibir autorización para entrar al país en crisis.
Los uniformados justifican el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, considerados legítimos por los observadores internacionales y en los que arrasó el partido de Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015.
(Con información de Europa Press y EFE)
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