El Consejo de Seguridad de la ONU emitió el jueves un comunicado condenando “enérgicamente” la violencia contra civiles en Birmania, donde hace dos meses la junta militar derrocó a un gobierno democrático. La declaración, fue impulsada originalmente por el Reino Unido.
“Los miembros del Consejo de Seguridad expresaron su profunda preocupación por el rápido deterioro de la situación y condenaron enérgicamente el uso de la violencia contra manifestantes pacíficos, además de la muerte de cientos de civiles, incluidos mujeres y niños”, se lee en la declaración, suavizada por China y emitida por unanimidad tras una dura negociación de dos días.
En versiones anteriores del texto, obtenidas por las agencias de noticias, las naciones occidentales querían incluir una “disposición para considerar pasos adicionales”, en referencia a la posibilidad de sanciones internacionales. Pero China, considerada el aliado más importante de Birmana, bloqueó la expresión, dijeron diplomáticos.
Rusia, según los mismos diplomáticos, también bloqueó varias veces el texto porque pedía una condena a la muerte de miembros de las fuerzas del orden en las manifestaciones, que no obtuvo explícitamente.
Tras el golpe de Estado del 1 de febrero, el Consejo de Seguridad ha mostrado su unidad en forma de declaraciones en tres ocasiones, incluida la del jueves. Pero Pekín, primer apoyo de Birmania y que no ha reconocido la existencia de un golpe militar, ha disminuido cada vez el alcance de los textos acordados.
Y las tomas de posición del consejo no han tenido de momento efecto en los militares.
El miércoles, la emisaria de la ONU Christine Schraner Burgener instó al Consejo de Seguridad a utilizar “todos los medios” para evitar una “catástrofe” y un “baño de sangre” en Birmania, ante lo que consideró un riesgo “sin precedentes” de “guerra civil”.
Así, cuando se cumplen dos meses desde su golpe de Estado la junta militar birmana no consigue estabilizar el país bajo su mando, asediada por las protestas y el gobierno civil paralelo, el resurgimiento de los conflictos con las guerrillas étnicas y la presión internacional contra su brutalidad.
En un ambiente cada vez más tenso y desolador, las protestas continuaron este jueves por todo el país en contra del levantamiento militar del pasado 1 de febrero que depuso al Gobierno electo de la premio nobel de la paz Aung San Suu Kyi y acabó con una frágil transición democrática.
Mientras las fuerzas de seguridad continúan con una brutal represión a los manifestantes y la población en general, que ha dejado más de 530 muertos, el movimiento de desobediencia civil ha conseguido parar prácticamente la economía del país con sus huelgas.
Ante esta situación un representante del Gobierno civil birmano pidió hoy una intervención militar extranjera parar los asesinatos de civiles.
”Necesitamos algún tipo de protección para los birmanos inmediatamente, es importante actuar rápido porque están matando en las calles. Yo diría francamente que es necesaria una intervención militar”, dijo en una entrevista Linn Aung, representante especial del Comité de Representantes de la Asamblea de la Unión (CRPH).
Este grupo formado por parlamentarios electos que viven en su mayoría de manera clandestina en Birmania actúa como Gobierno “legítimo” o “civil”.
Con información de AFP y EFE
SEGUIR LEYENDO: