Los grupos neonazis internacionales están aprovechando para reclutar a adolescentes que dejaron de asistir a la escuela por la pandemia. Miles de chicos de entre 14 y 17 años están siendo contactados a través de las redes sociales para que se integren a las filas de los ultranacionalistas xenófobos. El fenómeno es más marcado en Gran Bretaña y Alemania, pero se conocen casos de otros países europeos y en Estados Unidos. Precisamente, en el Reino Unido hay un número récord de menores que enfrentan cargos de terrorismo.
El Movimiento Nacional Partisano (NPM), que utiliza las redes sociales para “expresar regularmente el antisemitismo, la negación del Holocausto y el apoyo a los asesinos en masa”, es el más activo en este momento, de acuerdo a la organización contra el racismo Hope not Hate. En la investigación descubrieron que algunos miembros del grupo tienen apenas 12 años. “Todo esto es parte de una estrategia específica de los grupos neonazis. Están buscando a los chicos aburridos, que no van a la escuela por el covid y que buscan alguna transgresión sin saber en qué se están metiendo”, dijo la organización.
Los líderes tradicionales de los grupos neonazis “están siendo dejados atrás por una generación más joven y digital que se enrola a través de los juegos en línea, los chats de voz en las redes sociales, los clubes de cine en línea e incluso la educación en casa”, dice el informe. En los chats, los chicos de 14 o 15 años discuten cómo y dónde comprar armas, así como fabricarlas con impresoras 3D. Y entre medio aparece la glorificación de terroristas como el que cometió el atentado de Christchurch, en Nueva Zelanda, que mató a 51 personas que rezaban en una mezquita.
Farah Pandith y Jacob Ware, analistas del Council on Foreign Relations, realizaron un estudio en el que revelaron que en Estados Unidos, los grupos de odio de la extrema derecha nacionalista que tuvieron un impulso muy grande durante la presidencia de Donald Trump, tienen como objetivo en este momento reclutar militantes entre los chicos que no están tomando clases presenciales y tratan de escapar de las virtuales. Entre medio de algunos de los innumerables chats que organizan los alumnos en forma independiente de las escuelas, se están infiltrando milicianos neonazis para captar nuevos seguidores.
Y en las últimas semanas se conoció el caso de un chico de 13 años que había hecho una lista muy detallada de los objetivos que quería atacar que incluía varias oficinas gubernamentales, escuelas y hasta bancos. También tenía una lista de 19 armas sofisticadas que estaba buscando adquirir. La trama, aunque aterradora, no es necesariamente sorprendente para los analistas del terrorismo de extrema derecha. Muchos de los temas ideológicos, las justificaciones y los objetivos son conocidos. Pero no deja de sorprender la audacia de este adolescente. El “conspirador” tenía solo 13 años cuando empezó a radicalizarse y 16 cuando fue condenado, en noviembre de 2019, por planear seis ataques terroristas. Según los informes, en el momento de su detención era la persona más joven condenada por planear un ataque terrorista en el Reino Unido.
En octubre, la policía alemana detuvo a un chico de 14 años acusado de planear ataques en una sinagoga y en una mezquita. Ese mismo mes se detuvo a un joven de 14 años en San Diego acusado de delitos de odio después de haber golpeado a un rabino en la cara. Kyle Rittenhouse, de 17 años, está acusado de matar a dos manifestantes contra la violencia racial en Kenosha, Wisconsin, en agosto.
Incluso hay casos de jóvenes que lideran organizaciones extremistas, como la ultraderechista British Hand, dirigida por un joven de 15 años. La policía de Ohio detuvo a un joven de 17 años que había reclutado una célula de al menos otros diez chicos de su misma edad que amenazó con atacar las líneas eléctricas del estado si Donald Trump perdía las elecciones de 2020. Quizás el caso más impactante es el de un líder de la División Feuerkrieg que fue capturado en Estonia con tan solo 13 años. Según The Guardian, “al menos 17 niños, algunos de tan solo 14 años, han sido detenidos por cargos de terrorismo en los últimos 18 meses”.
La generación Z, el grupo demográfico nacido entre mediados de la década de 1990 y principios de la década de 2010 que constituye al menos el 32% de la población mundial, nunca experimentaron la vida antes de Internet. Su existencia transcurre a través de las redes sociales y chats exclusivos. Y en ese contexto es que reciben toda la información con la que se manejan, la gran mayoría proveniente de fuentes dudosas. Esto también los expone, aún más que a generaciones anteriores, a la radicalización. Estas tendencias persistirán en la Generación Alfa, los nacidos entre el 2010 y 2015, que siguen a “influencers” de todo tipo, más allá de que promocionen canciones, zapatillas o consignas del nazismo. Los grupos extremistas ya lo detectaron y comenzaron a trabajar en redes netamente adolescentes como Tik-Tok.
En su momento, el ISIS reclutó a centenares de jóvenes de todo el mundo que era atraídos por el concepto de la “yihad cool” –una guerra santa divertida- y terminaban como esclavos sexuales o combatiente de trinchera en el califato que habían levantado entre Siria e Irak. Ahora es el turno de los neonazis que encuentran a los chicos “aburridos” por las restricciones de la cuarentena. Estos jóvenes son atraídos por un “odio-cool” de extrema derecha.