El máximo órgano de los monjes budistas en Myanmar ha decidido cesar sus actividades en protesta contra la junta militar, a la que pidió que deje de matar, arrestar y torturar a civiles desarmados, informaron este miércoles medios locales.
Así lo decidió el Comité de la Sangha Maha Nayaka (Mahana), nombre oficial de las autoridades budistas, en una reunión celebrada el martes en medio de la violencia contra las manifestaciones, en las que al menos 200 civiles han muerto a manos de soldados y militares en las últimas seis semanas.
“Es algo similar al MDC (Movimiento de Desobediencia Civil)”, dijo al medio local Myanmar Now un miembro del comité en referencia a ese movimiento iniciado por los sanitarios contra la junta, al que se han sumado funcionarios y trabajadores de otros sectores.
Los monjes presentarán el jueves su decisión en un documento oficial con seis puntos ante el Ministerio de Cultura y Asuntos Religiosos, del que depende oficialmente el comité budista.
El budismo es practicado por el 90% de los birmanos, y los generales visitan templos y asisten a ceremonias religiosas con frecuencia, lo que han seguido haciendo tras el golpe militar del pasado 1 de febrero.
Los religiosos budistas lideraron en 2007 la conocida como Revolución Azafrán, una serie de manifestaciones contra la situación económica y la gestión de la entonces junta militar que acabó duramente reprimida.
Las autoridades militares iniciaron un proceso de transición hacia una “democracia disciplinada” y cedieron el poder en 2011, aunque conservando un 25% de los escaños del Parlamento y los Ministerios de Defensa, Interior y Fronteras.
Tras el ascenso imparable de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, quien arrasó en las elecciones de 2015 y 2020, los militares tomaron el poder de nuevo y la detuvieron junto a gran parte de su Gobierno el mismo día que tenía que inaugurarse el nuevo Legislativo, el pasado 1 de febrero.
Más de 1.600 detenidos bajo custodia
Desde el golpe de Estado, las autoridades han detenido a más de 2.000 personas, de las cuales alrededor de 1.600 continúan bajo custodia, incluida Suu Kyi, la antigua jefa de facto del país quien se encuentra prácticamente incomunicada.
A pesar de la represión con gases lacrimógenos y munición de goma y real, los birmanos salen diariamente a las calles a protestar contra la junta y pedir la liberación de los detenidos y el regreso de la democracia.
(Con información de EFE)
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