Por primera vez, un medio latino accedió a uno de los túneles de la organización terrorista Hezbollah, que traspasa el territorio libanés hacia la localidad de Zar’it, frontera norte de Israel.
El plan de los terroristas consistía en penetrar con un gran número de militantes chiitas a casi 80 metros bajo tierra durante un kilómetro de distancia y salir a la superficie en uno de los pueblos adyacentes en territorio israelí.
Buscaban desconectar el perímetro del alcance de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y capturar así a la mayor cantidad de ciudadanos para luego secuestrarlos y llevarlos a territorio libanés.
La operación fue descubierta a tiempo en 2019 y dentro del ejército israelí admiten que el túnel aún no era “operativo”, si bien sostienen que faltaban tan solo unos meses de trabajo para culminar la excavación y tareas de mantenimiento.
Lo definen como “el proyecto madre” de Hezbollah, organización liderada por el jeque Sayed Hasan Nasrallah.
Una vez sumergidos en el interior del complejo de cemento, resaltan dos cosas: la enorme altura estimada en casi 10 metros y la infraestructura que incluye electricidad, iluminación, agua, comunicaciones de línea, ventilación, sistema de alarma y materiales de construcción.
El lugar fue mantenido en su forma original para mostrar de primera mano en qué consiste semejante esfuerzo.
Uno de los concurrentes, miembro de una delegación de embajadores europeos que visitaron el punto subterráneo, admitió su sorpresa a Infobae, bajo condición de anonimato. “Estoy shockeado por lo que vi hoy. Shockeado desde el punto de vista que personas pueden invertir semejante cantidad de dinero, tiempo, trabajo y energía para realizar cosas tan destructivas”, afirmó.
“Si todo ese esfuerzo y energía hubiera sido destinado a mejorar la vida de los libaneses, no estaríamos donde estamos”, destacó la fuente diplomática.
Miles de toneladas de cemento y otros materiales fueron necesarios para llenar, cubrir y anular la construcción que llevó años desarrollar.
No obstante, el modelo vietnamita también fue copiado por Hamas, la organización terrorista palestina que gobierna Gaza, en la frontera sur.
Allí cada tanto son descubiertas nuevas “bocas” gracias a una tecnología sofisticada vinculada a sensores subterráneos que permiten detectar movimientos y ruidos de excavaciones cercanas.
Sobresalta la falta de intervención de las Naciones Unidas, que desde la resolución 1071 tomada por el Consejo de Seguridad en agosto de 2006, tras la Segunda Guerra del Líbano entre Israel y Hezbollah, obligaba la prohibición de actividades de fuerzas armadas al sur del Río Litani, con la excepción de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (UNIFIL, por sus siglas en inglés) y el propio ejército libanés.
Pero en Israel reconocen que la situación hoy es incluso peor, con cientos de bases bajo tierra y misiles de alta precisión que pueden cubrir la totalidad de su territorio.
En sus múltiples discursos ante la ONU, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, suele exponer con lujo de detalles los lugares donde presumen que se encuentra escondido el arsenal sofisticado de Hezbollah.
En 2018, el mandatario señaló ciertos sitios sospechosos cercanos al puerto de Beirut, lugar que misteriosamente explotó en agosto de 2020, causando al menos 210 muertes y 7.500 heridos.
Hasta la fecha se desconoce la razón exacta de lo ocurrido, si bien lo atribuyen a una gran cantidad de amoníaco vencido que se encontraba en el lugar. Pero muchos en el propio Líbano, sostienen que el depósito pertenecía a Hezbollah, amo y señor de la seguridad local.
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