La enviada especial de Naciones Unidas en Myanmar, Christine Schraner Burgener, condenó “enérgicamente” este domingo el “continuo derramamiento de sangre” en el país “mientras los militares desafían los llamamientos internacionales” tras la última jornada de protestas en la que han muerto casi 40 personas.
“La brutalidad en curso, incluso contra el personal médico y la destrucción de la infraestructura pública, socava gravemente cualquier perspectiva de paz y estabilidad”, advirtió la representante de la ONU.
La enviada también explicó, a través de un comunicado, que escuchó personalmente de sus contactos en el país asiático “desgarradores relatos de asesinatos, maltrato de manifestantes y tortura de prisioneros durante el fin de semana”.
Según Schraner Burgener, el Ejército y los militares en el poder están ignorando los llamados a “la moderación, el diálogo y el pleno respeto de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales”, incluido el del Consejo de Seguridad.
En este contexto, pidió a la comunidad internacional, incluidos los actores regionales, que se unan “en solidaridad con el pueblo de Birmania y sus aspiraciones democráticas”, mientras que “confía” en los esfuerzos de los líderes regionales y de los miembros del Consejo de Seguridad por “calmar la situación”.
Al menos 39 personas murieron durante la jornada del domingo durante las movilizaciones contra el golpe de Estado militar del pasado 1 de febrero por el que las Fuerzas Armadas tomaron el poder en Birmania, según el balance de la Asociación de Asistencia a Presos Políticos de Birmania (AAPP, por sus siglas en inglés). Mientras, la dictadura militar ha anunciado la imposición de la ley marcial en partes de Rangún.
Otros medios de comunicación estiman que el número de víctimas mortal puede ser mucho más alto. La mayoría de los decesos de la víspera se produjeron en Rangún, donde las fuerzas de seguridad dispararon munición real contra las personas que protestaban en al menos nueve barrios de la ciudad, la más poblada del país y su antigua capital.
La junta militar que tomó el poder de Birmania el primer día del pasado mes de febrero anunció anoche en el canal público MRTV la imposición de la ley marcial en el popular barrio de Hlaing Than Yar, donde el domingo, según el portal Myanmar Labour News, varias factorías fueron consumidas por las llamas.
La Embajada de China en Birmania señaló en Facebook que parte de las fábricas destruidas por los incendios son propiedad de empresarios chinos y reclamó a las autoridades detener a sus autores y “garantizar la seguridad de las empresas y el personal chino”.
En otras ciudades del país, como Bago, Mandalay y Hpakant, también se registraron la víspera víctimas mortales a causa de los disparos efectuados por las fuerzas de seguridad.
La AAPP además contabiliza que desde el sublevamiento militar más de 2.150 personas han sido detenidas, entre ellas 319 ya liberadas.
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