El papa Francisco presidió este sábado la Santa Misa en la catedral caldea de San José de Bagdad, en la que apuntó contra la “desigualdad inaceptable” en el mundo que “se ha ampliado”.
El Sumo Pontífice aseguró que quien “posee más medios puede adquirir más conocimientos”, en una crítica hacia la distribución de la riqueza. Sin embargo, destacó que “el pequeño será perdonado por misericordia pero los poderosos serán examinados con rigor”.
“Para Dios, quien tiene más poder es sometido a un examen riguroso” mientras que los que menos tienen “son los privilegiados de Dios”, expresó el papa.
Por otro lado, destacó la cultura iraquí y afirmó que “la sabiduría ha sido cultivada en estas tierras desde la antigüedad”.
La catedral de San José fue construida en la década de 1950 tras la llegada masiva de cristianos al distrito de Karada, en el este de Bagdad. Se inauguró en 1956 con un acto encabezada por el Patriarca Yousef VII Ghanima.
Es uno de los templos caldeos más grandes de la capital iraquí. Está a 38 metros sobre el nivel del mar y a 900 metros de la orilla oriental del río Tigris.
El distrito de Karada tiene una población mixta de musulmanes y cristianos y es una de las áreas de mayor diversidad religiosa de la capital iraquí. Es uno de los dos distritos principales de la comunidad cristiana en Bagdad.
La Santa Misa encabezada por el papa se desarrolló en rito caldeo, lo que significó la primera vez en que un Sumo Pontífice celebró el acto más elevado de la Iglesia Católica en ese rito.
La ceremonia en la catedral de San José fue el último acto oficial de Francisco en el día. Más temprano, el papa se reunió con el gran ayatolá Alí Sistani, máxima autoridad religiosa de la mayoría de los musulmanes chiitas.
Con esta visita privada, el soberano pontífice tendió la mano al islam chiita tras firmar, hace dos años, un documento sobre “la fraternidad humana” con una gran institución del islam sunita.
Luego, participó de un diálogo interreligioso en la llanura de Ur en el que señaló que los creyentes “no pueden callar cuando el terrorismo abusa de la religión” y recordó las atrocidades cometidas contra minorías, como los yazidíes.
Rodeado de representantes de las religiones que forman este mosaico de civilizaciones que es Irak, suníes, chiíes, zoroastrianos y yazidíes, aunque no de los judíos, el papa recordó la persecución étnica y religiosa que sufrieron muchas comunidades durante la invasión en 2014 de los terroristas del Estado Islámico (EI).
Y en particular, como ya hizo en su discurso del viernes ante las autoridades, recordó a la comunidad yazidí, “que ha llorado la muerte de muchos hombres y ha visto a miles de mujeres, jóvenes y niños raptados, vendidos como esclavos y sometidos a violencias físicas y a conversiones forzadas”.
La agenda del papa Francisco continuará el domingo, en un día muy cargado que incluye actividades religiosas y protocolares en cuatro ciudades distintas: Bagdad, Erbil, Mosul y Qaraqosh.
La visita a Irak finalizará el lunes con una ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional de Bagdad. Luego, se subirá al avión para emprender el retorno a Roma, donde se estima que arribe a las 10 am GMT.
(Con información de EFE y AFP)
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