La Policía birmana utilizó gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los manifestantes en una nueva protesta contra la junta militar golpista, que tuvo lugar en la ciudad de Rangún, la más grande del país, donde varias personas habrían sido detenidas, según indicaron testigos a los medios locales.
“La Policía antidisturbios ha disuelto a los manifestantes antigolpistas por segundo día consecutivo en los cruces de Hledan y Myaynigone, puntos clave de las concentraciones en Rangún”, informó el portal de noticias Myanmar Now.
Periodistas que se encontraban en el lugar de los hechos también resultaron heridos por los disparos de la Policía, según fuentes del mencionado medio. Una de ellas, Kay Zon New, fue arrestada y se encuentra en “paradero desconocido”, de acuerdo con la información de Myanmar Now en Twitter.
“¿Qué está haciendo la policía? Protegiendo a un dictador loco”, decían los manifestantes. Cientos de miembros de la etnia Mon se reunieron para conmemorar su fiesta nacional, a los que se unieron otros grupos étnicos que protestaban contra el golpe de Estado.
Los manifestantes, que portaban en muchos casos máscaras de gas, cascos y escudos improvisados, armaron barricadas en las callejuelas aledañas. Los periodistas locales transmitieron escenas caóticas en vivo a través de Facebook, incluyendo los momentos en que sonaron los disparos.
Al menos 20 personas fueron detenidas, entre ellos tres periodistas: un fotógrafo de la agencia estadounidense Associated Press, un camarógrafo y un fotógrafo, estos últimos miembros de dos agencias birmanas, Myanmar Now y Myanmar Pressphoto, respectivamente.
“Vamos a tratar de encontrar otra forma de protestar, por supuesto que tenemos miedo de su represión”, dijo Moe Moe, un manifestante de 23 años, usando un seudónimo. “Queremos luchar hasta que ganemos”, afirmó.
Las Naciones Unidas alertaron sobre el número “cada vez mayor” de detenidos
El portavoz de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, expresó su preocupación el pasado jueves “profundamente” por el número “cada vez mayor” de personas que detenidas en Myanmar por las recientes protestas contra el golpe de Estado.
Dujarric aseguró que el equipo de la ONU en el país ha cifrado en al menos 150 ciudadanos arrestados en las protestas de la capital, Naipidó, el 22 de febrero. “Y eso solo en Naipidó”, remarcó Dujarric.
Por otro lado, este mismo equipo “está haciendo un seguimiento de más de 900 funcionarios políticos y estatales, activistas y miembros de la sociedad civil -incluidos periodistas, monjes y estudiantes- que están detenidos”, añadió el portavoz.
Por otra parte, para las Naciones Unidas el golpe de Estado degradó la situación de conflicto en otras zonas del país bastante remotas.
Más de 2.000 personas fueron desplazadas en el norte del estado de Shan en febrero debido a los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas birmanas y organizaciones étnicas armadas. Según los informes, nueve civiles murieron y otros ocho resultaron heridos, incluidos niños, en enfrentamientos en dos ciudades del norte de Shan, el 5 de febrero.
Asimismo, las organizaciones humanitarias han demostrado su preocupación sobre la situación en el sureste del país, donde más de 5.000 personas están desplazadas en el estado de Kayin y la región de Bago debido a los enfrentamientos entre el Ejército y la Unión Nacional Karen.
“No hay justificación para las acciones de los militares, y debemos continuar pidiendo la revocación de esta acción inadmisible, agotando todos los canales colectivos y bilaterales para restaurar el camino de Myanmar hacia la reforma democrática”, señaló Dujarric.
(Con información de Europa Press y AFP)
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