La última estatua del ex dictador español Francisco Franco fue retirada el martes de las puertas de la ciudad de Melilla, una ciudad autónoma española en la costa noroeste de África.
La directora de educación y cultura de Melilla, Elena Fernández Treviño, celebró la decisión como “histórica” después de que los legisladores regionales votaran el lunes a favor de retirar la efigie, señalando que era “la única estatua dedicada a un dictador que todavía está en el espacio público en Europa”.
Erigida tres años después de la muerte de Franco en 1978, la figura conmemoraba su papel como comandante de la Legión española en la Guerra del Rif, un conflicto librado en la década de 1920 por España y Francia contra las tribus bereberes de la región montañosa del Rif en Marruecos.
Se trataba de la última conmemoración en la vía pública al hombre que se sublevó en 1936 contra el gobierno republicano y, tras una sangrienta guerra civil, dirigió con mano de hierro el país desde 1939 hasta su muerte en noviembre de 1975.
Sin mucha fanfarria, un grupo de trabajadores operó una excavadora mecánica y pesados taladros para cortar la plataforma de ladrillos en la que se encontraba la estatua, que luego fue retirada en un camión.
“Día para la Historia”, tuiteó el gobierno de Melilla junto a una serie de fotografías. Las autoridades de la ciudad señalaron que la estatua fue llevada a un almacén municipal, sin especificar qué uso se le dará.
Solo un legislador, del partido de ultraderecha Vox, votó en contra de la medida, mientras que el conservador Partido Popular se abstuvo. Vox argumentó que debido a que la estatua celebraba el papel militar de Franco y no su dictadura, la Ley de Memoria Histórica, un estatuto de 2007 que pide la eliminación de todas las estatuas y nombres de lugares conectados al régimen de Franco, no deberían aplicarse.
El actual presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, ha convertido la reparación y rehabilitación de las víctimas del franquismo en una de sus prioridades desde su llegada al poder en 2018.
Tras un largo litigio con los descendientes del dictador, en octubre de 2019 su administración retiró los restos de Franco del monumental mausoleo en las afueras de Madrid donde estaba enterrado -conocido como El Valle de los Caídos”- y los trasladó a un discreto nicho de la familia en un cementerio de la capital. En septiembre pasado, el Estado español también recuperó el palacio de verano del ex dictador, que estaba en manos de sus herederos.
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