El principal adversario del poder ruso, Alexéi Navalny, objeto de varias causas judiciales, acude dos veces a los tribunales este sábado, lo que le puede valer una condena de tres años en un campo de trabajos forzados.
Las dos audiencias tendrán lugar después de que la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH) reclamó este semana la liberación del militante anticorrupción de 44 años, alegando que existe un riesgo para la vida de este opositor que sobrevivió a un envenenamiento el año pasado.
Moscú refutó el pedido de la CEDH como ya hizo con los llamados en este sentido de la Unión Europea, pese a la amenaza de nuevas sanciones.
Navalny, que regresó a Rusia en enero tras su convalecencia por el envenenamiento que lo tuvo al borde de la muerte del que acusa al Kremlin, fue detenido a su llegada al aeropuerto y el 2 de febrero fue condenado a dos años y ocho meses de cárcel.
El tribunal convirtió una condena de cárcel con suspensión de pena por fraude que databa de 2014 en sentencia firme por violación del control judicial (no presentarse ante la policía semanalmente mientras estaba hospitalizado).
El sábado se examina la apelación de este fallo.
Uliana Solopova, portavoz del palacio de justicia de Moscú, aseguró que los servicios penitenciarios podrán transferir al opositor a alguno de los numerosos campos de trabajo de Rusia si el tribunal ratifica la decisión del 2 de febrero.
“Por regla general, si el fallo de apelación confirma la decisión del tribunal de primera instancia, se considera que la decisión entra en vigor y es ejecutoria”, dijo a la AFP.
Asimismo, el sábado por la tarde Navalny comparecerá ante otro juez en un proceso por “difamación” de un veterano de la II Guerra Mundial.
La fiscalía pide por este caso una multa de 950.000 rublos (unos 12.000 dólares) y que la suspensión de pena se convierta en prisión firme.
Herencia de la Unión Soviética, la mayor parte de las penas de cárcel en Rusia se efectúan en campos de penitenciarios situados a menudo lejos de todo. El trabajo de los detenidos, habitualmente en talleres de costura o de fabricación de muebles, es obligatorio.
Las condiciones de detención suelen ser motivo de denuncias de los defensores de los derechos humanos.
- Múltiples causas -
Navalny, cuya encarcelación en enero provocó tres jornadas de manifestaciones reprimidas por la policía, denuncia que estos trámites judiciales son un montaje. En las audiencias precedentes desafió al tribunal.
Según él, el Kremlin quiere meterle en la cárcel para silenciarlo tras fracasar en asesinarlo por envenenamiento el verano pasado. Moscú refuta estas acusaciones.
“Se pusieron sus togas, agarraron sus martillos, pusieron a Navalni en una caja de vidrio y hacen como si impartieran justicia”, dijo el jueves en YouTube Ivan Jdanov, uno de sus estrechos colaboradores.
Otros casos están en curso. La justicia rusa acogió una denuncia por difamación presentada contra Navalni por el sulfuroso hombre de negocios Evguéni Prigojin, al que se considera cercano al presidente Vladimir Putin.
Asimismo la justicia investiga al opositor por estafa, que de ser hallado culpable, le podría valer 10 años de cárcel.
La Unión Europea y Estados Unidos han multiplicado los llamados para su liberación, mientras que los colaboradores del opositor exhortaron a Occidente a que imponga sanciones a los altos responsables rusos y allegados de Putin.
Moscú ve en ello una “injerencia” en sus asuntos y amenazó a los europeos con represalias.
Navalny y sus partidarios cuentan organizar nuevas manifestaciones contra el poder en primavera y verano, con motivo de las elecciones legislativas.
(Con información de AFP)
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