Durísimo editorial de The Washington Post sobre el régimen chino

El diario de la capital de los Estados Unidos se refirió al “genocidio” perpetrado contra minorías étnicas en el país asiático e hizo una comparación con la Alemania nazi

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El jefe del régimen chino, Xi Jinping, en una imagen durante una exhibición en Wuhan, epicentro del coronavirus (Reuters)
El jefe del régimen chino, Xi Jinping, en una imagen durante una exhibición en Wuhan, epicentro del coronavirus (Reuters)

Un durísimo editorial de The Washington Post fue publicado en las últimas horas. En él, la junta del diario norteamericano se refirió a la situación vivida en China como “un genocidio” y pidió a las democracias occidentales y desarrolladas que actúen en consecuencia.

Bajo el título ¿Pueden las democracias del mundo participar realmente en los Juegos Olímpicos de Beijing mientras se está produciendo un genocidio?, el prestigioso periódico de la capital de los Estados Unidos solicitó un boicot a ese evento deportivo para no ser cómplices del ataque sistemático a minorías y la violación de derechos humanos en varias regiones del extenso país asiático.

En referencia a los próximos Juegos Olímpicos de Invierno que tendrán lugar en 2022, la Dirección Editorial del diario señaló que no tenía mucha lógica ser partícipes de una competencia organizada por un estado que está acusado de encarcelar y torturar a minorías étnicas musulmanas, entre otras prácticas repudiables. “China está acusada de una campaña sistemática contra su minoría musulmana uigur de 12 millones de personas, incluida la detención, a menudo acompañada de trabajos forzados y tortura, de 1 millón de personas durante los últimos cuatro años”, indica The Washington Post.

No es demasiado pronto para empezar a pensar en cómo Estados Unidos y otras democracias, que también han condenado las violaciones de los derechos humanos en China, aunque sin invocar la definición de genocidio, van a abordar esta situación”, señala el diario en referencia a la participación o no en los próximos Juegos.

La historia aconseja tener precaución al boicotear o politizar los Juegos, cuando se puede evitar, para no dejar a los atletas varados después de años de arduo trabajo. Sin embargo, la historia, incluidos los notorios Juegos de Verano de 1936 en la Alemania de Hitler, también enseña el peligro del uso de los negocios deportivos como costumbre de los regímenes totalitarios”, indica la columna de opinión publicada este martes.

De acuerdo a The Post, la administración de Joe Biden está revisando la última declaración sobre el régimen chino que efectuó la presidencia de Donald Trump sobre la responsabilidad en el genocidio de la minoría musulmana por parte de Beijing. De reafirmar la posición republicana, la Casa Blanca quizás adopte una medida sobre qué hacer respecto a la participación en los Juegos venideros.

Esperamos que la administración aborde esas consultas con una urgencia acorde con las irregularidades de China y con una creatividad a la altura. Para muchos países de Europa, los Juegos de Invierno, con sus eventos de patinaje y esquí alpino, son incluso más importantes que los Juegos de verano; su gente puede ser especialmente reacia a unirse a un boicot rotundo. Seguramente, sin embargo, entienden que los Juegos tienen que ver en gran medida con el dinero y el orgullo nacional, y la amenaza de negarlos a China da influencia a las democracias”, dice la publicación.

Finalmente, la Junta Directiva del diario norteamericano cree que detrás de aquella competición internacional descansa el plan del régimen chino de ganar credibilidad y buena imagen a los ojos del mundo. “Para Beijing, el propósito primordial de albergar los Juegos Olímpicos en 2022, como lo fue para los Juegos de Verano en 2008, es ganar legitimidad ante los ojos del mundo. Esa legitimidad se extendería implícitamente a su brutal campaña contra los uigures a menos que se contrarrestara explícitamente. Si realmente participan, Estados Unidos y otros deben hacerlo dejando en claro que de ninguna manera aprueban o toleran los abusos contra los derechos humanos de China. Es cierto que es más fácil establecer ese objetivo que diseñar un medio específico para lograrlo. Pero los funcionarios estadounidenses deben comenzar a planificar, no sea que el mundo venga a bailar sobre el hielo de China y deslizarse en trineo por las colinas de China dentro de un año, como si todo en ese país estuviera perfectamente bien”.

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