La mayor ciudad de Nueva Zelanda comenzó el lunes un confinamiento de tres días que obliga a dos millones de personas a permanecer en casa, mientras las autoridades se esfuerzan por contener el primer brote en el país de la variante altamente contagiosa localizada en el Reino Unido.
La primera ministra, Jacinda Ardern, ordenó el confinamiento de 72 horas en Auckland después de que se descubriera que tres miembros de una familia estaban infectados en la ciudad. Es la primera vez en seis meses que se toma una medida semejante.
Las escuelas y los comercios no esenciales fueron obligados a cerrar y se prohibió a los residentes salir de la ciudad salvo por algunas necesidades esenciales.
El ministerio de Sanidad dijo que la secuenciación demostró que dos de los casos estaban causados por la cepa que se detectó por primera vez en el Reino Unido. Las pruebas de la tercera persona aún están pendientes.
"Este resultado refuerza la decisión de tomar medidas rápidas y contundentes en torno a los últimos casos para detectar y erradicar la posibilidad de cualquier otra transmisión", dijo el ministerio.
El país fue elogiado por su gestión de la pandemia, con sólo 25 muertes por una población de cinco millones.
El resto de Nueva Zelanda fue puesto en un nivel de alerta más bajo, con la obligación de llevar mascarillas en el transporte público y reuniones limitadas a un máximo de 100 personas.
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