Los partidos independentistas catalanes renovaron este domingo su mayoría en el Parlamento de esta región española tras unos comicios marcados por la pandemia, según los resultados provisionales, que sitúan ligeramente en cabeza a los socialistas del presidente español Pedro Sánchez.
Con más del 97% escrutado, los socialistas son la fuerza más votada, con un 23,4% y 33 escaños, pero tendrían complicado desbancar del poder a los independentistas, que gobiernan desde 2015 esta rica región nororiental de 7,8 millones de habitantes.
Tres años después del fallido intento de secesión de octubre de 2017 y a pesar de las fuertes divisiones internas, las tres formaciones separatistas pasan de 70 a 74 escaños de los 135 que tiene el Parlamento regional.
Por detrás de los socialistas, encabezados por el ex ministro de Sanidad Salvador Illa, se situó con los mismos escaños el partido separatista Esquerra Republicana de Cataluña (21,35%), representante del ala más moderada del movimiento.
Esta formación, aliada del ejecutivo minoritario de Sánchez en el Congreso español, consigue adelantar a sus socios de gobierno en Barcelona, Juntos por Cataluña (19,6%, 32 escaños), la formación del ex presidente catalán Carles Puigdemont.
Junto con el partido radical CUP (6,6%, 9 escaños), estos tres partidos podrían pactar un gobierno separatista si son capaces de salvar las diferencias mostradas en los últimos años. Por primera vez, ERC supera a sus socios de coalición JxC, lo que sitúa a su candidato Pere Aragonés, un separatista moderado, como favorito para presidir la región.
En cuarta posición entra por primera vez en este Parlamento regional la formación ultraderechista Vox (7,8%), que supera claramente a los dos grandes partidos de derecha a nivel nacional, Partido Popular (3,8%) y Ciudadanos (5,6%).
En total 5.368.881 catalanes estaban llamados a votar este domingo en unas elecciones marcadas por la pandemia de coronavirus, que ha incrementado en más de un 300 por ciento el voto por correo y ha provocado una caída en la participación, de acuerdo con datos aún provisionales.
Las autoridades instaron a las personas especialmente vulnerables al COVID-19 a votar entre las 9 de la mañana y el mediodía, mientras que la población general debía hacerlo desde el mediodía y hasta las 7 de la noche. Eso dejaba la última hora del proceso, de 7pm al cierre de urnas a las 8pm, para votantes contagiados o en cuarentena debido al contacto reciente con una persona infectada.
En un contexto de alta incidencia del virus, la participación se desplomó. A las 18, hora local (17 GMT), solo habían votado 45,6% de los 5,6 millones de electores, 22 puntos por debajo de los comicios en 2017, que batieron un récord de movilización.
El gobierno regional había intentado aplazar los comicios a finales de mayo por la pandemia pero la justicia lo impidió. Aunque se temía a una desbandada de los ciudadanos designados por sorteo para trabajar en el dispositivo electoral -más de un 40% habían pedido no ir-, todos los puntos de votación pudieron abrir.
Para minimizar el riesgo de contagio, las autoridades establecieron puntos de votación en espacios abiertos como el entorno del estadio del FC Barcelona o una plaza de toros en la ciudad de Tarragona. Los votantes entraron a cuentagotas y debieron hacer fila en el exterior bajo una molesta e intermitente lluvia.
Cataluña, una rica región de 7,8 millones de habitantes en el noreste de España, vive sumida en la inestabilidad política con cinco elecciones regionales desde 2010, cuando empezó a crecer el independentismo.
La tensión alcanzó su punto máximo en octubre de 2017, por la celebración de un referéndum ilegal de autodeterminación marcado por la violencia policial y la fallida proclamación de una república.
El presidente regional de entonces, Carles Puigdemont, está exiliado en Bélgica y otros nueve dirigentes cumplen penas de entre 9 y 13 años de prisión por sedición.
Llegado al poder en 2018, Pedro Sánchez buscó apaciguar la situación e incluso creó una mesa de negociación ahora paralizada a cambio de que ERC facilitara su renovación en el cargo en 2019. El mandatario se empleó a fondo en estos comicios, en los que su partido prometía “pasar página” a una década de agitación separatista.
Con información de EFE y AFP
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