J.P. Morgan estimó que la pandemia podría terminarse para abril

Un equipo de analistas llegó a esa conclusión tras realizar una serie de proyecciones sobre el número de casos, las campañas de vacunación, la estacionalidad y la inmunidad natural

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Un guardia de seguridad con
Un guardia de seguridad con una máscara pasa junto a una estatua del toro de Wall Street, luego del brote por la nueva enfermedad por coronavirus (COVID-19), en Shanghai, China. 18 de marzo de 2020. REUTERS/Aly Song

Una proyección de la trayectoria actual de los casos de COVID-19 y la progresión de los distintos planes de vacunación en todo el mundo indica que la pandemia podría terminar para el mes de abril, estimó en un informe un equipo de analistas de J.P. Morgan.

En su análisis, los especialistas de la financiera no consideraron como un factor preocupante la variante más contagiosa surgida en el Reino Unido, que ya se expandió a decenas de países.

“La propagación de la variante B.1.1.7. no es incompatible con una disminución general de los casos de COVID y el fin de la pandemia en el segundo trimestre, debido a las campañas de vacunación, la inmunidad natural, la estacionalidad y otros factores“, escribió uno de los analistas en el informe, citado por medios estadounidenses. El reporte no se refirió a las variantes detectadas en Sudáfrica y Brasil.

“Si bien el conjunto de los datos aún es pequeño, el análisis estadístico sobre la vacunación es consistente con una fuerte disminución (es decir, el fin efectivo) de la pandemia en más o menos 40 o 70 días”, añadió. Ese rango implica que se llegaría al objetivo en algún momento entre finales de marzo y finales de abril.

Una persona es vacunada contra
Una persona es vacunada contra la covid-19 en un centro de vacunación de Nimes, Francia. EFE/EPA/GUILLAUME HORCAJUELO/Archivo

Los analistas de J.P. Morgan evaluaron el impacto de las campañas de vacunación frente a los casos de COVID-19 y la tasa de propagación en áreas donde la variante del Reino Unido circulaba y no circulaba ampliamente en los Estados Unidos y el Reino Unido, y descubrieron que el pico de casos posterior a las vacaciones tanto en los Estados Unidos como en el Reino Unido era “casi idéntico”, a pesar de que la variante del Reino Unido aún no se había detectado en el país norteamericano.

Además, señalaron que los casos en Dinamarca durante el mismo período aumentaron incluso más rápido que en el Reino Unido y los EEUU, y que desde entonces los contagios en el país nórdico han disminuido más rápidamente a pesar de que la variante del Reino Unido se ha expandido. Algo parecido se observa en los estados de Florida y California, donde los nuevos casos de coronavirus han descendido desde el pico de enero más rápido que el promedio nacional, pese a que esos dos estados tienen una tasa más alta de casos detectados de la variante británica.

“Este es otro ejemplo de que un aumento de los casos de la variante B.1.1.7. puede ser consistente con una disminución en los casos generales (por ejemplo, debido a la estacionalidad, a la vacunación o a la inmunidad natural)“, indica el reporte.

El documento también analizó el progreso de la vacunación a nivel global. Descubrieron que, en promedio, por cada aumento del 10% en las vacunas administradas, los nuevos casos de COVID-19 han disminuido a una tasa de 117 por millón de personas. Eso se compara con una propagación promedio de 230 casos de COVID-19 por millón de personas en muestras de unos 25 países.

Un hombre camina con una
Un hombre camina con una máscara facial en París, durante el brote del coronavirus. REUTERS/Sarah Meyssonnier

Simplemente usando esas dos cifras y asumiendo que el ritmo actual de vacunación se mantiene constante, y que el distanciamiento social y otras medidas preventivas permanecerán en su lugar, los especialistas concluyen que el final de la pandemia podría llegar tan pronto como de entre 40 a 70 días.

El análisis del equipo contiene, sin embargo, una serie de advertencias: el cálculo asume que no habrá contratiempos con el lanzamiento o el suministro de vacunas e ignora las diferencias regionales en geografía, demografía y la distribución desigual de las mismas.

Pero esos factores, que podrían distorsionar los resultados por hacerlos demasiado optimistas, también tienen su reverso, debido a que la etapa actual de las vacunaciones en todo el mundo tiene como objeto a los mayores de 65 años, quienes a su vez han representado aproximadamente la mitad de las hospitalizaciones y alrededor del 85% de las muertes desde que comenzó la pandemia. Vacunar a ese grupo probablemente tendrá un impacto incremental mucho mayor en la lucha contra el COVID-19 que el siguiente grupo de personas más jóvenes y menos susceptibles a enfrentar episodios adversos relacionados a la enfermedad.

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