Francia cerrará sus fronteras a todos los países que no forman parte de la Unión Europea con excepción de los “viajes esenciales”, anunció este viernes el primer ministro del país galo, Jean Castex.
“Cualquier entrada en Francia y cualquier salida de nuestro territorio con destino o proveniente de un país exterior a la Unión Europea será prohibida, salvo motivo imperioso”, indicó al respecto el funcionario durante un discurso televisado desde el palacio del Elíseo. La medida entrará en vigor en la medianoche del domingo (hora local).
El anuncio se enmarca en una serie de restricciones adoptadas y bajo consideración de las autoridades francesas dado el incesante avance del COVID-19 en el país. De hecho, días antes indicaron que el reciente endurecimiento del toque de queda -ahora a partir de las 6:00 PM- no basta y que entre los “diferentes escenarios posibles” se encuentra el de un “confinamiento duro”.
El portavoz del Gobierno, Gabriel Attal, ha explicó esta semana al término del Consejo de Ministros que el presidente Emmanuel Macron ha pedido “análisis suplementarios” antes de tomar una decisión definitiva, que inicialmente se preveía para este miércoles.
El Ejecutivo cree que las medidas actuales no bastan para doblegar la curva porque, con las nuevas variantes, los contagios avanzan “a un ritmo importante”. La cepa británica -más contagiosa que la original- representa ya el 10 por ciento de los casos detectados en la región metropolitana de París.
Este viernes, la cifra de muertos en Francia como consecuencia del coronavirus superó el viernes las 75.000 personas, informó el gobierno, tras el reporte de 820 nuevas víctimas. De esta manera, el total de decesos de Francia -el séptimo país con más muertos por la enfermedad en el mundo- llegó a 75.620. El gobierno también informó 22.858 nuevos casos, por lo que el total de contagios llegó a 3,15 millones.
A la situación sanitaria negativa se le agregó la decisión de las autoridades de París de suspender a partir de la semana que viene la campaña de vacunación, ante la escasez de suministros.
La agencia francesa de salud pública para la región comunicó a los hospitales que las inyecciones de la segunda dosis de seguimiento continuarían y que sólo se suministrarían vacunas para ese fin, pero que ya no se entregarían primeras dosis a los hospitales de la región de París. La medida tenía por objeto garantizar que las personas que recibieron la primera dosis en enero pudieran recibir la segunda.
Es poco probable que los residentes de las residencias de ancianos se vean afectados por el cambio porque la mayoría ya ha recibido la primera dosis, pero el cambio afectaría a las personas mayores de 75 años que no vivan en esas instituciones y a los trabajadores sanitarios que todavía no han recibido su primera dosis.
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