La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, anunció que no tiene previsto abrir plenamente las fronteras del país hasta fin de año pese al avance de las vacunas contra el coronavirus en el mundo e insistirá en su política de abrir burbujas aéreas con países vecinos poco afectados por la pandemia.
“Podemos esperar que nuestras fronteras se vean afectadas la mayor parte del año. Continuaremos desarrollando burbujas de viaje con Australia y el Pacífico, pero el resto del mundo simplemente plantea un riesgo demasiado alto para nuestra salud y nuestra economía”, afirmó Ardern en una conferencia de prensa retransmitida online.
La mandataria consideró que para que se reabran las puertas al turismo internacional es necesario tener la seguridad de que las vacunas evitan los contagios de coronavirus a otras personas o “tener a una parte suficiente de la población vacunada y protegida para que la gente pueda volver sana a Nueva Zelanda”.
“Ambas posibilidades van a llevar algo de tiempo (...). Nueva Zelanda sentirá que vuelve de verdad a la normalidad cuando haya cierto nivel de normalidad en el resto del mundo”, agregó.
Ardern se mostró dispuesta a avanzar en la creación de burbujas aéreas con Australia y los países del Pacífico, aunque recalcó las dificultades que eso conlleva, especialmente con Australia, donde cada estado impone restricciones distintas a los viajeros.
En ese sentido, se mostró decepcionada por la decisión de Australia de volver a imponer la cuarentena de 14 días para los viajeros neozelandeses que entren al país a raíz de la detección el domingo pasado del primer caso de contagio local de COVID-19 desde el 18 de noviembre.
Las autoridades investigan el origen del contagio de la paciente, una mujer de 56 años que viajó a España y Holanda por trabajo y que, según las primeras investigaciones, se infectó durante su confinamiento en un hotel de Auckland.
Nueva Zelanda ha actuado con contundencia desde el inicio de la pandemia, lo que le ha permitido acumular menos de 2.000 casos de coronavirus, con 25 muertes.
Los ciudadanos neozelandeses tienen derecho a volver a su país, pero deben confinarse en centros gubernamentales durante dos semanas y presentar dos pruebas PCR negativas durante la cuarentena, además del test previo al viaje.
(Con información de EFE)
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