El Gobierno de Japón insistió hoy en su idea de celebrar los JJ.OO. previstos para este verano en la capital nipona, a pesar de los rumores sobre su posible cancelación y de la gravedad de la situación de la pandemia en el país y en el resto del mundo.
“Estoy decidido a organizar unos Juegos seguros mientras colaboramos estrechamente con el gobierno metropolitano de Tokio, el comité organizador (de 2020) y el COI”, dijo hoy el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, durante su comparecencia en una sesión de la cámara alta del parlamento nipón.
Suga reiteró que los Juegos deben servir “como prueba de la victoria de la humanidad contra la covid-19”, el mensaje que las autoridades japonesas vienen enarbolando desde que en marzo pasado se decidió a raíz de la pandemia posponer un año los Juegos, inicialmente previstos para el verano de 2020.
El líder japonés se pronunció así en medio de las voces crecientes que tanto desde Japón como desde el exterior hablan de un posible retraso o incluso de una cancelación de los Juegos de Tokio debido a la crisis sanitaria global, que en estos momentos es peor en términos de contagios diarios que el pasado marzo.
En la víspera, el diario británico The Times publicó una información que señalaba que el Ejecutivo japonés habría ya llegado a la conclusión de que celebrar los Juegos este verano será imposible, a partir de fuentes de la coalición gobernante.
La ministra nipona a cargo de los Juegos, Seiko Hashimoto, desmintió esta información en declaraciones realizadas a los medios de su país este viernes.
“Desde el Gobierno de Japón haremos todos los esfuerzo hacia la realización de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de este verano”, dijo al ser preguntada por el tema Hashimoto, quien añadió que Japón “está haciendo todo lo posible por controlar la pandemia” y “tomando las medidas necesarias” para la celebración de los Juegos.
El comité organizador de los Juegos se expresó este viernes en la misma línea, al afirmar que el Gobierno de Japón “lidera una serie de reuniones de coordinación sobre las medidas contra la covid-19” y “está implementando extensas acciones para prevenir infecciones con objeto de poder celebrar los Juegos”.
Tanto las autoridades niponas implicadas en los Juegos como el Comité Olímpico Internacional (COI) y el Paralímpico (IPC) “están plenamente centrados en organizar los Juegos este verano”, recalcaron en un comunicado los responsables de Tokio 2020.
Un sondeo de hace un mes reveló que el 80% de los japoneses se opone a la celebración de los Juegos en 2021, con el 35% favorable a la cancelación y un 45% pidiendo un nuevo aplazamiento.
Antiguos deportistas también se han mostrado favorables a esta posición, como el británico Matthew Pinsent, excampeón olímpico de remo, que consideró “ridículo” celebrar los Juegos e instó a un aplazamiento a 2024.
Los máximos responsables de Tokio-2020 ya han asegurado que otro aplazamiento es “absolutamente imposible” y planean medidas contra el nuevo coronavirus que, según ellos, garantizarán la celebración segura de los Juegos, incluso sin vacunas.
Un informe interno de 53 páginas publicado en diciembre describe medidas que incluyen desde prohibir la presencia de público a realizar regularmente test a los deportistas y limitar las estancias en la Villa Olímpica.
A todo ello se añade el incremento de los costes de los Juegos.
Las medidas sanitarias y el aplazamiento han incrementado el coste previsto en 2.800 millones de dólares para un total, mínimo, de 15.800 millones de dólares, lo que haría de Tokio-2020 la edición de los Juegos de verano más cara de la historia.
Los esfuerzos por reducir costes, como ‘abaratar’ la ceremonia de apertura o ‘retocar’ a la baja la imagen de los Juegos, no han servido más que para lograr ahorros mínimos.
A medida que los casos de covid-19 aumentan en todo el mundo, muchos deportistas están luchando aún por conseguir su clasificación, con numerosas pruebas preolímpicas aplazadas o alteraciones de los planes de entrenamiento por la pandemia.
Los miles de voluntarios que planean colaborar en la organización de los Juegos también han quedado en el limbo, pese a que se mantiene el recorrido de la antorcha olímpica a través de todo el país a partir de marzo, aunque con refuerzo de las medidas de distanciamiento social.
Japón lucha contra el reloj por no perder por tercera vez en la historia la organización de unos Juegos, después de las ediciones de Verano e Invierno de 1940 por la Segunda Guerra Mundial.
La cancelación supondría un duro golpe para el movimiento olímpico y un ataque al orgullo nacional japonés, sin hablar del enorme impacto financiero.
Los responsables de Tokio-2020 están convencidos de que el entusiasmo popular regresará en los próximos meses, cuando el número de vacunas disponibles sea mayor.
Las autoridades japonesas tienen que aprobar aún la vacuna contra el covid-19, pero el primer ministro Yoshihide Suga anunció que espera que las primeras inyecciones puedan aplicarse a partir de finales de febrero, dando prioridad en la vacunación a los ancianos y al personal sanitario.
Responsables japoneses y olímpicos han asegurado también que la vacuna no será un requisito para los atletas y los eventuales espectadores, aunque el presidente del COI, Thomas Bach, declaró que la instancia “realizará grandes esfuerzos” para asegurarse que los participantes en los Juegos estén vacunados.
Esta posición ha generado críticas sobre el hecho de que los deportistas puedan pasar por delante de otras personas más vulnerables a la hora de ser vacunadas, un requisito que el ejecutivo del COI Dick Pound calificó de necesario para celebrar los Juegos de manera segura.
Con información de EFE
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