El Vaticano vacunó contra el coronavirus hoy a 25 pobres alojados en centros de asistencia gestionados por la Santa Sede durante la campaña de vacunación que comenzó el pasado 13 de enero.
“Esta mañana, en el atrio del Aula Pablo VI, mientras que el plan de vacunación del Estado de la Ciudad del Vaticano continúa, un primer grupo de alrededor de 25 personas alojadas permanentemente en las estructuras de asistencia y residencia de la caridad apostólica recibió el primera dosis de la vacuna contra la COVID-19. Otros grupos seguirán en los próximos días”, anunció el portavoz vaticano, Matteo Bruni.
Las inoculaciones fueron supervisadas por el cardenal Konrad Krajewski, de 57 años, el jefe polaco de la oficina de organizaciones benéficas papales, que ha asumido un papel personal de liderazgo en el cuidado de las personas sin hogar de Roma. Alrededor de 25 personas sin hogar que son atendidas en las instalaciones administradas por la oficina recibieron su primera dosis, y más grupos se vacunarán en los próximos días, según un comunicado.
Bajo la administración del actual Papa, el Vaticano ha establecido una serie de estructuras para ayudar a la población sin hogar de Roma, incluida una clínica, instalaciones de baño y servicios de peluquería y corte de cabello.
El pasado 13 de enero, en el primer día en el que el Estado del Vaticano comenzó su campaña de vacunación entre sus habitantes y empleados, también fueron vacunados el papa Francisco y el pontífice emérito Benedicto XVI.
Francisco recibió la primera dosis de la vacuna de Pfizer en el atrio del aula Pablo VI, que ha sido acondicionado para la campaña de vacunación, y en tres semanas recibirá la segunda, al igual que el papa emérito.
La dirección sanitaria y de Higiene de la Ciudad del Vaticano ya adelantó que se habían reservado cerca de 10.000 vacunas de la compañía farmacéutica Pfizer para los 3.000 empleados y cerca 800 residentes del Estado.
Vacunación en el Vaticano
En una reciente entrevista, el papa Francisco, de 84 años, había adelantado que él se vacunaría. “Creo que éticamente todo el mundo tiene que vacunarse. Es una opción ética porque concierne a tu vida pero también a la de los demás”, había destacado. Finalmente, el Pontífice fue inoculado el pasado 13 de enero.
La semana anetrior, el médico personal del papa, Fabrizzio Socorsi, había muerto por complicaciones debidas al COVID-19. Soccorsi, de 78 años, estaba ingresado en el hospital Agostino Gemelli de Roma desde el 26 de diciembre por una patología oncológica (cáncer), pero la causa del fallecimiento se debió a la complicación de una pulmonía provocada por el COVID-19.
Socorsi había sido elegido como médico personal por Francisco en 2015, cuando era consultor de la Dirección de Sanidad e Higiene del Vaticano y director emérito de Hepatología del Hospital San Camilo de Roma. De acuerdo al perfil difundido por la Santa Sede, Soccorsi, nacido en Roma, se licenció en Medicina y en Cirugía en la Universidad “La Sapienza” de Roma en 1968 y ha desarrollado una “amplia actividad profesional y docente”.
Además ha dirigido el departamento de enfermedades del hígado, del aparato digestivo y nutricionales del Departamento de medicina interna y fue especialista del Hospital de San Camilo Forlanini, en la capital italiana. También ha impartido clases de Inmunología en la Escuela Médica Hospitalaria de Roma y de la Región Lacio. ACI prensa recordó que en mayo de 2017, el Papa quiso que estuviera junto a él cuando colocaba dos ramos de rosas blancas frente a la imagen de la Virgen de Fátima durante su visita a este Santuario en Portugal.
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