El oponente Alexei Navalny, detenido en una comisaría rusa, esperaba el lunes conocer su destino, después de haber sido arrestado de inmediato a su regreso a Moscú tras su convalecencia por un envenenamiento.
“Está detenido ilegalmente, impiden que sus abogados lo vean”, denunció el Fondo de la Lucha Contra la Corrupción, la organización fundada por Navalny. Dos abogados pudieron ingresar en la comisaría de Khimki, donde se encuentra detenido Navalny, pero no pudieron entrevistarse con él, dijo su portavoz Kira Yarmysh.
“No les permiten ver a Alexei”, aseguró la portavoz en Twitter. Una de sus abogadas, Olga Mijailova, afirmó a la radio Eco de Moscú que la policía “viola la ley al impedir a la defensa” que se reúna con Navalny.
“No se nos da acceso a él, nos dicen que está durmiendo”, había dicho en Twitter durante la noche Viatcheslav Guimadi, director legal del FBK.
Su arresto provocó condenas de la Unión Europea y Estados Unidos, que pidieron su liberación, así como Alemania, que reclamó su puesta en libertad “inmediatamente”.
El carismático activista anticorrupción y enemigo jurado del Kremlin, de 44 años, acusa al presidente Vladimir Putin de haber ordenado su asesinato envenenándolo con Novichok, lo que Rusia niega. El domingo, Navalny regresó a la capital rusa después de cinco meses de convalecencia en Alemania y fue arrestado a su llegada.
El FSIN, el servicio penitenciario ruso, le acusa de haber violado las medidas de control judicial al irse al extranjero para recibir tratamiento. Durante la noche, fue trasladado del aeropuerto de Sheremétievo a la comisaría de Khimki, un suburbio de Moscú. Las autoridades afirman que permanecería detenido hasta su vista judicial en un lugar y una fecha aún por determinar.
El servicio penitenciario había advertido el jueves que Navalny sería arrestado a su regreso por violar el control judicial que se le había impuesto como parte de una sentencia de cinco años de prisión suspendida por malversación de fondos, que el oponente considera que tiene motivación política.
Desde finales de diciembre también es objeto de una nueva investigación de fraude por sospechas de haber gastado 356 millones de rublos (4,8 millones de dólares) en donaciones para su uso personal.
Su regreso el domingo fue convulso y docenas de sus seguidores que fueron a recibirlo al aeropuerto de Vnukovo fueron arrestados por la policía antidisturbios.
Luego el avión de Navalny, acompañado por muchos periodistas, fue desviado en el último minuto a Sheremétievo.
Su arresto y separación de su esposa Yulia en el control de pasaportes tuvo lugar bajo la mirada de numerosas cámaras.
- “Prisionero de conciencia” -
En su vuelo a Moscú, Navalny dijo que estaba “muy contento” de volver y que no tenía miedo de nada. “¿Seré detenido? Es imposible, soy inocente”, dijo irónicamente. La oenegé Amnistía Internacional dijo que Navalny era ahora un “prisionero de conciencia”, víctima de una “campaña implacable” de las autoridades rusas.
El presidente del Consejo Europeo Charles Michel, Francia, Alemania y Polonia han pedido su liberación “inmediata”, al igual que la futura administración del presidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Mike Pompeo, denunció por su parte un intento de “silenciar a Navalny”, mientras que el ministerio británico de Relaciones Exteriores manifestó este lunes su “profunda preocupación”.
La vocera de la diplomacia rusa, María Zajárova, respondió a través de Facebook que “se inmiscuyan en sus propios problemas”.
Navalny había caído repentinamente en coma en agosto mientras regresaba de una gira electoral en Siberia. Inicialmente hospitalizado en Omsk, fue evacuado a un hospital de Berlín bajo la presión de sus familiares.
Desde entonces tres laboratorios europeos llegaron a la conclusión que el oponente había sido envenenado por un agente nervioso de tipo Novichok, desarrollado en la época soviética con fines militares, una conclusión confirmada por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
En gran medida ignorado por los medios rusos, Navalny sigue siendo la principal voz de la oposición gracias a una gran audiencia en las redes sociales (su canal de YouTube tiene 4,8 millones de suscriptores) y a sus investigaciones sobre la corrupción de las élites y del entorno de Putin.
Sin embargo, su notoriedad sigue siendo limitada fuera de las grandes ciudades. Según un sondeo realizado en septiembre por el centro independiente Levada, sólo el 20% de los rusos aprueban su trabajo.
(Con información de AFP)
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