Varios aliados del principal opositor ruso Alexéi Navalny, que fue detenido este domingo tras llegar a Rusia desde Alemania, fueron detenidos este domingo por la policía en el aeropuerto de Moscú, a donde llegaron para recibirlo, indicó un colaborador, un hecho que se suma a detenciones previas de partidarios que viajaban desde San Petersburgo para recibirlo.
Además de Oleg Navalny, hermano del líder opositor, fueron detenidos Luibov Sóbol y Ruslán Shaveddínov, colaboradores del Fondo de Lucha contra la Corrupción, y otros dos activistas de la organización fundada por el político, comunicó OVD-Info, una plataforma de defensa de derechos humanos.
Una persona mayor que portaba una gran bandera de Rusia fue detenida por la policía cuando se acercó a los periodistas que, en gran número, esperan la llegada de Navalny.
Según portal informativo Baza, para la llegada de Navalny en el aeropuerto de Vnukovo la policía alistó el despliegue de un dispositivo de más de un centenar de agentes, que incluye un grupo especial que tendría a cargo la detención del político opositor.
Además, grupos nacionalistas hostiles a Navalny amenazaron con recibirlo con “zelionka”, un antiséptico de color verde difícil de limpiar, con el que ya habían rociado al opositor en el pasado.
El avión de Berlín que lo transportaba finalmente aterrizó en el aeropuerto Sheremetyevo de Moscú
y no en Vnukovo tras un cambio de ruta de último momento supuestamente por “razones técnicas”.
Más de 2.000 personas habían anunciado en Facebook que irán a recibirlo a Vnukovo pero la justicia ha advertido de los riesgos de participar en un “acontecimiento público” no autorizado en la terminal aérea. El aeropuerto declaró que no autorizará a la prensa a trabajar en la terminal debido a la pandemia de coronavirus. Videos publicados en las redes sociales mostraron a la policía antidisturbios ante el edificio.
Los operativos comenzaron horas antes, cuando agentes de la policía detuvieron en San Petersburgo a varios activistas que se disponía a viajar a Moscú para recibir al líder opositor, informó la radioemisora Eco de Moscú. Entre los detenidos se encuentra la coordinadora de la organización de Navalny en San Petersburgo, Irina Fatiánova y el activista Iliá Gantvar.
Ambos fueron detenidos cuando se disponía a abordar un tren con destino a Moscú.
En las imágenes en el avión se le ve de buen ánimo e incluso bromeó, preguntado por un periodista que viajaba en el mismo aparato, sobre si temía regresar a su país con un “¿Por qué iba a tener miedo en Rusia”.
“Volamos a casa”, escribió a continuación en su cuenta en Twitter el líder opositor, al que acompañaba asimismo su portavoz, Kira Tarmysh. “Tengo la fila de la suerte, la 13”, dijo. “Tengo todo el derecho a regresar a casa”, esto último, en relación a la órden de busca y captura que pesa sobre él.
Miles de personas han manifestado en las redes sociales su disposición a acudir al aeropuerto moscovita de Vnúkovo para recibir a Navalny, pese a la advertencias de la Fiscalía de Moscú de que emprenderá acciones legales con los participantes en una “actividad pública no autorizada”.
Pero no solo los partidarios líder opositor ha expresado su deseo de ir a Vnúkovo, también lo han hecho sus detractores: la formación nacionalista Za Pravdu (Por la Verdad) del escritor Zajar Prelepin ha convocado a una contramanifestación en el aeropuerto.
Navalny anunció que llegará a Moscú en el vuelo DP936 de la compañía aérea Pobeda (Victoria, en ruso), cuya llegada está prevista para las 19.20 hora local (16.20 GMT).
El líder opositor, de 44 años, regresa a Rusia después de casi cinco meses de tratamiento médico en Alemania tras ser envenenado con una sustancia tóxica de uso militar, envenenamiento que, según él, fue ordenado por el presidente ruso, Vladímir Putin.
Sobre Navalny pesa una orden de busca y captura, por lo podría ser detenido nada más poner un pie en Rusia. La orden de detención fue librada por el Servicio Federal Penitenciario de Rusia, que ha solicitado a Justicia el ingreso de Navalny en prisión para cumplir una pena suspendida de 3,5 años de cárcel a la que fue condenado en 2014 en un juicio tachado de “arbitrario” en 2017 por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
(Con información de EFE y AFP)