Rodrigo Duterte afirmó este jueves que la presidencia del país no es un trabajo para mujeres. El mandatario filipino lo hizo al contar que había desaconsejado a su hija Sara, alcaldesa de la ciudad de Davao, que opte al cargo en las elecciones del próximo año.
“Le he dicho a mi hija que no se presente porque la compadeceré si pasa por lo que yo pasé. Este cargo no es para mujeres. La configuración emocional de una mujer y un hombre es totalmente diferente. Te volvería loca”, declaró Duterte durante un discurso de inauguración de una autopista en Manila retransmitido por las redes sociales.
El mandatario ha sido acusado de sexista en repetidas ocasiones por sus comentarios. Hace dos años enardeció el movimiento feminista del país al insistir en dar un beso en los labios a un mujer en un acto público.
En las imágenes del evento, celebrado en junio de 2018 con trabajadores filipinos en Seúl, Corea, se vio cómo Duterte llamó a dos mujeres al escenario con la excusa de darles un libro. Cuando se acercaron, el jefe de Estado les pidió que lo besaran. La primera accedió, pero en la mejilla, argumentando que estaba casada. La segunda, no obstante, luego de varios segundos de dudar finalmente hizo caso al pedido.
“Tienes que pagarme con un beso, ¿estás preparada para besarme?”, le dijo a la trabajadora a cambio de una copia de El altar de los secretos: Sexo, política y dinero en la Iglesia católica de Filipinas, del fallecido periodista Aries Rufo.
Mientras que la mujer le ofrecía la mejilla argumentando que estaba casada, Duterte señalaba repetidamente que lo quería en los labios, algo que finalmente consiguió. Tras el beso, le dio un abrazo entre aplausos y ovaciones del público, según mostró un video del canal filipino PTV4.
En febrero del mismo año, Duterte había generado repudio internacional al instar a las fuerzas de seguridad a disparar “en la vagina” a las mujeres integrantes de un grupo rebelde del país. Reunido con antiguos militantes del Nuevo Ejército del Pueblo (NEP), una guerrilla comunista que se encuentra en las listas de grupos terroristas de Estados Unidos y la Unión Europea, comentó: “Díganle a los soldados: hay una nueva orden. No te mataremos. Te dispararemos en la vagina”. “Sin vagina, serían inútiles”, agregó.
Según consideró Human Rights Watch, Duterte “incita a las fuerzas estatales a cometer actos de violencia sexual durante los conflictos armados, lo que constituye una violación del derecho humanitario internacional”. Por su parte, la organización feminista filipina Gabriela aseguró en un comunicado que Duterte “fomenta abiertamente la violencia contra las mujeres, contribuye a su impunidad y se confirma como el macho fascista más peligroso en el Gobierno”.
Similar fue la reacción cuando culpó a las mujeres por el incremento de las violaciones en la ciudad de Davao. “Dicen que se están produciendo muchas violaciones en Davao. Si hay muchas mujeres bonitas, habrá muchas violaciones”, señaló en tagalo el mandatario en un acto oficial en la ciudad de Mandaue, en el centro de Filipinas.
Lo curioso es que la carrera política de Duterte le debe mucho a dos mujeres. Despegó cuando la entonces presidenta Corazón Aquino lo nombró vicealcalde de Davao en 1986, después de la llamada Revolución del Poder del Pueblo, que supuso el exilio del dictador Ferdinand Marcos y el ascenso de Aquino a la presidencia, que ocupó hasta 1992. Filipinas tuvo luego otra presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, que ocupó el cargo entre 2001 y 2010 y que es una de las aliadas más influyentes del actual jefe del Estado.
(Con información de EFE)
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