El primer ministro francés, Jean Castex, anunció este jueves que el toque de queda -impuesto para intentar mitigar el avance del COVID-19- comenzará a regir en todo el país a partir de las 6 PM.
De esta manera la medida, que alcanzaba desde el 2 de enero a quince departamentos en el este y sudeste del territorio galo, se ampliará a toda la nación durante al menos dos semanas, dijo Castex en una conferencia de prensa.
Además, el funcionario indicó que se pedirán tests negativos de menos de 72 horas de antigüedad a todos los viajeros que arriben al país y no pertenezcan a la Unión Europea. Las personas que lleguen a Francia tendrán también que aislarse durante un periodo de siete días y tras ese plazo deberán volver a realizarse una prueba de COVID-19.
Castex dijo que no se había producido el tan temido aumento de las infecciones tras las vacaciones de fin de año, pero dijo que se podría imponer un nuevo cierre “sin demora” si la situación sanitaria se deterioraba gravemente. La situación en Francia está “bajo control”, dijo, pero sigue siendo “frágil”.
Las escuelas seguirán abiertas, pero las actividades deportivas de interior se han vuelto a prohibir por ahora.
Francia registró el miércoles alrededor de 23.000 nuevos casos de COVID-19, una cifra muy por encima de los 5.000 casos establecido por el gobierno para levantar las restricciones.
La campaña de vacunación, que ha sido duramente criticada por su lento arranque, entró en una nueva fase con la apertura de las inscripciones para las personas mayores de 75 años. Hasta ahora sólo podían recibir la vacuna las personas de la tercera edad residentes en asilos y el personal de salud de más de 50 años.
Más de 69.000 personas han muerto por COVID-19 en Francia desde marzo pasado.
A pesar de que el nivel de la epidemia no es ahora muy preocupante en Francia, Castex recalcó la grave situación en países vecinos, como el Reino Unido, Alemania o Italia, para justificar las nuevas medidas.
Con una media diaria de unos 16.000 nuevos casos en Francia, Castex señaló que los contagios siguen siendo altos y que estás medidas buscan en primer lugar frenar el avance de la variante británica, de la que aparecen unos 200 casos cada día en el país, y de la sudafricana, con menor incidencia.
Los estudios científicos apuntan que la variante británica es más contagiosa entre menores que la tradicional, por lo que el Ejecutivo francés ha optado por reforzar el diagnóstico de menores realizando unas 300.000 pruebas a la semana en colegios pero no cerrar las clases de momento.
Con información de AFP y EFE
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