Los reguladores británicos aprobaron la vacuna contra el COVID-19 de Moderna, el tercer preparado que entra en el programa de vacunación contra el coronavirus en el Reino Unido, informó este viernes el ministerio de Sanidad.
El Departamento de Salud y Asistencia Social afirmó que el antídoto “cumple con los estrictos estándares de seguridad, eficacia y calidad del regulador”.
La Agencia reguladora de medicinas y productos para la salud (MHRA, en inglés) ha dado el visto bueno a esta vacuna, que otorga un 94 % de protección contra el COVID-19, después de que aprobase el año pasado las de Pfizer/BioNTech y Oxford/AstraZeneca.
El Gobierno tiene comprometidas 17 millones de dosis de Moderna, aunque serán entregadas la próxima primavera.
“Esta es otra gran noticia y otro instrumento de nuestro arsenal para controlar esta horrible enfermedad”, dijo este viernes el ministro de Sanidad, Matt Hancock, en un comunicado.
Hancock recordó que el país ya ha vacunado a 1,5 millones de personas y que Moderna permitirá acelerar el plan de inmunización una vez que estas dosis estén disponibles en la primavera.
“Mientras vacunamos a los que están más en riesgo ante el COVID, pedimos a todos que continúen con las reglas a fin de mantener bajos los casos y proteger a nuestros seres queridos”, añadió.
El Reino Unido empezó a vacunar el pasado 8 de diciembre y el Gobierno se ha marcado como objetivo vacunar a 13 millones de personas, las más vulnerables, para el 15 de febrero, ante la rápida propagación de la enfermedad, que las autoridades vinculan a una nueva cepa detectada el año pasado en el sureste de Inglaterra.
Según las últimas cifras oficiales, el Reino Unido registró ayer 1.162 nuevos fallecimientos por COVID-19, por lo que el total de fallecidos desde el comienzo de la pandemia asciende a 78.508.
Inglaterra exigirá un test negativo de COVID-19 para poder ingresar
Todas las personas que quieran entrar en Inglaterra desde el extranjero, incluso los ciudadanos británicos, deberán contar a partir de la próxima semana con un test negativo de COVID-19, anunció este viernes el Gobierno.
Esta prueba, que Escocia espera aplicar también pronto, ya es exigida por otros países para contener la epidemia del coronavirus.
Según el ministro británico de Transporte, Grant Shapps, todos los pasajeros que entren en Inglaterra por avión, tren o barco deberán disponer de un test negativo de COVID-19, que deberá hacerse 72 horas antes de emprender el viaje, de lo contrario estarán obligados a pagar una multa de 500 libras (553 euros).
Las personas que estarán exentas de esta regulación serán los transportistas, los niños menores de 11 años y la tripulación procedente de países que no tengan la infraestructura para realizar estas pruebas del coronavirus.
El Gobierno británico indicó que trabaja con las autoridades autonómicas de Gales e Irlanda del Norte para aplicar esta medida, mientras que el Ejecutivo escocés ha indicado que espera adoptarlo también aunque ha puntualizado que Escocia ya mantiene la ilegalidad de hacer viajes no esenciales desde y hacia esa región.
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