Una es profesora de medicina, otra es estudiante y otra es oncóloga: Vineet Arora, Tricia Pendergrast y Shikha Jain son apasionadas de lo que hacen y lo comparten en las redes sociales. Por eso las tres han sufrido acoso y amenazas; en un momento, analizando el patrón del ciberbullying, encontraron que era algo estable y que probablemente afectaba a otros médicos. El estudio que hicieron encontró que uno de cada cuatro médicos que publican en sus cuentas comentarios sobre salud pública han sido víctimas de ataques.
“Sabemos de primera mano cómo se siente sufrir ataques personales y acoso sexual en línea”, escribieron en una columna para Stat en la que presentaron el trabajo que publicaron como carta en JAMA. “Estos ataques han asumido diversas formas. Algunos son más un molestia, como la actividad de los trolls luego de promover el uso de máscaras durante la pandemia. Otros son directamente ofensivos y siniestros, como una llamada anónima a la dirección de nuestro hospital para ‘denunciar’ nuestros esfuerzos de difusión, o como la publicación online de nuestra información personal”, una práctica de intimidación conocida como doxxing.
Durante 2020 muchos médicos utilizaron sus cuentas en las redes sociales para difundir consejos como el lavado correcto de manos o el uso de cubrebocas. Y muchos de ellos “han sido atacados por simplemente pedirles a otros que lleven una máscara o por destacar los desafíos que enfrentan para cuidar a los pacientes en hospitales sobrecargados”. Agregaron: “Algunos incluso han recibido amenazas de muerte”.
Dado que Anthony Fauci, quien ha dirigido el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de los Estados Unidos desde 1984, sólo necesitó custodia por primera vez en 2020, es fácil inferir que las intimidaciones y el acoso son “un subproducto del papel ampliado que muchos médicos han asumido en las redes sociales para impulsar iniciativas de salud pública durante la pandemia”. Sin embargo, destacaron Arora, Pendergrast y Jain, es posible que los motivos hundan sus raíces más profundamente.
Su trabajo difundido en JAMA y Stat usó “datos sobre acoso en línea recopilados en 2019, antes de que comenzara la pandemia”, subrayaron.
“Nuestro estudio demuestra que uno de cada cuatro médicos que usan las redes sociales denunció haber sufrido ataques personales. La razón más común de estos ataques fue participar en actividades de difusión, en particular promover vacunaciones. Otras razones incluyeron las actividades de difusión vinculadas a reducir la violencia armada, como también los ataques personales sobre la raza o la religión”.
Las mujeres médicas, en proporción de una de cada seis, sufrieron una amenaza adicional: el acoso sexual en línea. “Con frecuencia asumió la forma de que les enviaran mensajes sexualmente explícitos o imágenes pornográficas. También se informó sobre amenazas de violación”, escribieron las autoras.
La encuesta formuló dos preguntas a 464 médicos: “¿Alguna vez ha sido señalado o atacado en las redes sociales?” y “¿Alguna vez sufrió acoso sexual en las redes sociales?”. Un total de 108 médicos, es decir el 23,3% de los participantes, dijeron que habían sufrido ataques personales en las redes sociales, sin que hubiera una diferencia demasiado grande entre mujeres (24,2%) y hombres (21,9%). En cambio, en el caso del acoso sexual se abría una brecha importante: lo sufrió el 16,4% de las mujeres contra el 1,5% de los hombres.
Pero si eso era así en 2019, ¿qué puede decir esa investigación sobre lo que les sucedió a los médicos durante la crisis de COVID-19, cuando cuestiones como los confinamientos, el cubrebocas o las vacunas se convirtieron en materia de discusión popular?
“En primer lugar, es probable que las tasas de ataque y acoso en línea sean más altas para los médicos que para otros profesionales, y esto se ha hecho aún más evidente a medida que atravesamos el COVID-19″, estimaron. “Una de las razones principales de esto es la politización del uso de máscaras y otras medidas de salud pública”, escribieron, y recordaron que cuando el presidente estadounidense Donald Trump dijo, hacia el final de la campaña por su reelección, que “nuestros médicos ganan más dinero si alguien muere de COVID” hubo un pico de ataques en línea a los profesionales de la salud.
Otro punto a destacar, analizaron, es que las mujeres y los médicos de minorías étnicas (latinos, afroamericanos, asiáticos, etcétera) “enfrentan el riesgo adicional de ataques basados en el sexismo, el racismo o la intersección de ambos”. Recordaron cómo los trolls invadieron su marcha virtual #WhiteCoatsForBlackLives, una manifestación de médicos que siguió a las marchas por la muerte a manos de la policía de George Floyd y Breonna Taylor, y debieron cerrar la sesión en Zoom.
“Dados los peligros, para muchos médicos es tentador evitar por completo las redes sociales. Este silencio, sin embargo, permitiría que la desinformación médica descontrolada circulara en línea sin límites, lo cual dejaría un vacío difícil de llenar”, argumentaron. “En la actualidad es aun más importante asegurarse de que las voces de los médicos y los científicos creíbles sean no solo escuchadas, sino también protegidas y amplificadas en línea”.
Cuando el mundo se enfrenta a la campaña de vacunación más grande de la historia humana, el papel de los médicos en línea podría ser de enorme importancia. Pero para eso tendrían que poder ejercerlo con un mínimo de seguridad.
“Un mecanismo potencial es realizar actividades de difusión en un grupo, sea formal o informalmente”, propusieron Arora, Pendergrast y Jain. Ellas participan, con otros colegas, en el Illinois Medical Professionals Action Collaborative Team (IMPACT, Equipo Colaborativo de Acción de los Profesionales Médicos de Illinois), que reúne a los médicos de ese estado que usan las redes sociales para difundir asuntos de salud que importen a las autoridades y al público.
Utilizan, entre otras herramientas, documentos del Center for Countering Digital Hate (Centro para Contrarrestar el Odio Digital) que les sirven como manuales para “perturbar la arquitectura del odio y la desinformación en línea” y les facilitan el apoyo grupal a aquellos individuos que sufren ciberbullying.
A la espera de que la comunidad científica, las leyes federales y las plataformas actúen para impedir y prevenir los ataques en línea, las autoras consideraron imperativo que médicos, científicos y otros profesionales de la salud puedan ejercer su derecho a usar las redes sociales “libremente para promover mensajes positivos, sin temor a castigos, represalias o acoso”.
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