Bancos, relojes, chocolates... y eficiencia. Pocos países encarnan la idea de perfección al nivel que lo hace Suiza. Y, sin embargo, la crisis del coronavirus dejó al descubierto importantes defectos estructurales en el país enclavado en medio de los Alpes. El gobierno falló en asegurar la cantidad de vacunas necesarias para sus 8,5 millones de habitantes, el sistema informático que debe dar los turnos no funciona y las críticas de los medios son ácidas.
Toda una paradoja en un país en el que, entre otras cosas, abundan el dinero y los laboratorios médicos. Se calcula que hay más de 250 empresas farmaceúticas y de biotecnología entre Basilea, Zúrich y Ginebra.
Un país que en tiempos normales aprovecha como fortaleza su sistema confederal de cantones y un gobierno colegiado de siete cabezas, pero que en tiempos complejos como los actuales mira con cierta envidia a Alemania: allí, para bien o para mal, manda Angela Merkel, aunque también deba negociar con los estados federados.
“No estamos avanzando a la velocidad que necesitamos”, dijo al Neue Zürcher Zeitung (NZZ) Rudolf Minsch, economista jefe de la patronal “Economisuisse”. “Sería algo incomprensible que no lleguemos a vacunar a todos antes dle verano”, añadió.
Incomprensible, pero posible. “La vacunación avanza muy lentamente. Los mayores de 75 años podían inscribirse a partir del 30 de diciembre para recibir la vacuna, ¡pero apenas empezó el proceso se cayó el sistema! Esa gente va a tener que esperar hasta el 18 de enero para poder volver a inscribirse”, dijo a Infobae Simon Graf, especialista en medios y residente en Zúrich.
“Tenemos más un millón y medio de habitantes en el cantón de Zúrich, pero solo 16.000 dosis que alcanzan para 8.000 personas”, continuó Graf, que destacó además que “cada cantón tiene su estrategia”.
Suiza registra 7.905 muertos por coronavirus. Una semana atrás, el gobierno describió la situación como “preocupante, con un gran nivel de contaminación”, y destacó el arribo al país de nuevas cepas del virus, tanto la británica como la sudafricana: hay diez casos de la primera y tres de la segunda pese al cierre de vuelos con ambos países. En aquel 30 de diciembre, el Consejo Federal decidió no avanzar con más medidas que las impuestas dos semanas antes, el cierre de bares, restaurantes e instalaciones deportivas y culturales.
Aunque en los inicios se tomó la pandemia con cierta tranquilidad y Suiza superó relativamente bien la primera ola, las cifras de hoy son preocupantes. La Confederación Helvética muestra 910 muertes por millón de habitantes, lo que la sitúa en niveles similares a los de Brasil, Argentina, México o Colombia, y no muy lejos de los 1.092 de España o los 1.088 de Estados Unidos.
“La presión de la economía se hizo demasiado grande luego, lo que llevó a que se tomaran medidas tardías y débiles. Todas las escuelas abiertas, muchos centros de esquí, los restaurantes hasta tarde... Y en el otoño tuvimos partidos de fútbol con hasta 20.000 espectadores”, señaló Graf.
Guy Parmelin, el nuevo presidente del Consejo Federal (es un primus ínter pares que ocupa el cargo por un año) reconoció a “SonntagsBlick” que el gobierno “subestimó la situación entre julio y septiembre”.
Alarmados, los medios suizos destacaron a lo largo de los últimos días el fiasco. “En cada cantón donde se comenzó con la vacunación o que ofreció la posibilidad de inscribirse para recibir la vacuna, la demanda superó largamente a la oferta. Y esto es algo que no será sencillo de corregir en las próximas semanas...”, destacó el NZZ.
“Suiza especuló al comprar solo una parte de lo que realmente necesitaba en cuanto a vacunas”, criticó Andreas Faller, que hasta 2012 fue viceministro de Salud.
Mientras el “índice R”, que marca el nivel de replicación del virus, se mantiene claramente por encima de 1,0 en todo el país, la política suiza se agita. Los siete miembros del Consejo Federal se reunirán de urgencia el miércoles. Los socialistas, verdes y liberales ya reclamaron en una carta conjunta al gobierno instaurar el home-office de forma generalizada y ampliar la educación a distancia. Si no fuera suficiente, piden también cerrar los locales comerciales.
En ese contexto se está debatiendo si la vacuna de Pfizer/Biontech, que debe administrarse en dos dosis separadas por 21 días, puede ser efectiva con una sola dosis. Si así fuera, se duplicaría la cantidad de gente a inmunizar con esa vacuna. Pero no parece ser así. “No hay datos que confirmen que la inmunización se sostiene más allá de los 21 días. Hay que administrar una segunda dosis para obtener una protección plena”. Así y todo, el tema también preocupa y ocupa en Alemania, que tiene en Maguncia la sede de Biontech. Jens Spahn, el ministro de Salud, pidió investigar si la segunda dosis de la vacuna es evitable.
Suiza tiene reservadas 15,8 milliones de dosis de Pfizer/Biontech, Moderna y AstraZeneca. Hasta ahora recibió 107.000 dosis, y espera 250.000 a lo largo de enero. Entretanto, el gobierno suizo amplió su fondo para ayudar a compañías en problemas: de los 1.500 millones de francos suizos iniciales se pasó a 2.500 millones, que equivalen a unos 2.800 millones de dólares.
¿Qué puede pasar en los próximos días? Blick, el diario más leído del país, anticipó que el ministro de Salud, Alain Berset, presentará en la reunión del Consejo Federal este miércoles una propuesta dura: restaurantes, gimnasios y museos seguirán cerrados, y no hasta el 22 de enero, sino bien entrado febrero. Los comercios deberán cerrar a las 19:00 y la prohibición de abrir los domingos continuará.
Lo más importante, sin embargo, es que Suizá será menos confederal en su lucha por controlar al virus: las reglas que se impongan serán para todos los cantones, sin excepciones.
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