Las autoridades egipcias reabrieron este sábado la tumba del faraón Ramses I, emplazada en el turístico Valle de los Reyes, tras haberse completado sus trabajos de restauración.
Las labores de recuperación de este espacio funerario excavado en la roca han consistido en la eliminación de los excrementos de pájaros y murciélagos de las paredes, así como la restauración de los murales y la limpieza del hollín en estos.
La reapertura fue presidida por el ministro de Turismo y Antigüedades de Egipto, Khaled al Anani, y el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, Mustafa Waziri, durante una visita a Luxor, en cuyas proximidades está la fastuosa necrópolis del Valle de los Reyes.
La tumba de Ramses I, descubierta en 1817, tiene una extensión de 29 metros de largo y consiste en un corredor que desemboca en una cámara sepulcral con unas pinturas murales muy bien preservadas y un sarcófago de granito.
Ramses I reinó durante los años 1292 y 1290 antes de Cristo y es el fundador de la XIX Dinastía.
Egipto espera que sus sitios de enorme valor histórico revitalicen el turismo. Este sector vital para la economía nacional había vuelto a florecer, alcanzando el récord de 13,6 millones de visitantes en 2019, antes de que el nuevo coronavirus volviera a alejar a los turistas extranjeros. Desde hace varios años, las autoridades egipcias anuncian regularmente descubrimientos arqueológicos, un argumento importante frente a la competencia de otros destinos.
A mediados de noviembre, Egipto presentó un centenar de sarcófagos de más de 2.000 años de antigüedad en perfecto estado, descubiertos en la necrópolis de Saqqara, al sur de El Cairo, el mayor “tesoro” descubierto en el país desde el comienzo del año 2020.
Los ataúdes de madera sellados pertenecían a altos responsables de la Baja época (entre 700 y 300 años A.C.) y del período ptolemaico (323 a 30 A.C.). “Saqqara aún no ha revelado todo lo que tiene. Es un tesoro”, afirmó Khaled Al Anani, ministro egipcio de Turismo y Antigüedades, durante la ceremonia, mientras los arqueólogos se dedicaban a limpiar con pincel algunas piezas expuestas en los estrados.
El sitio de Saqqara, a poco más de quince kilómetros al sur de las pirámides de la meseta de Guiza, alberga la necrópolis de Memphis, la capital del antiguo Egipto. Este monumento, construido alrededor de 2.700 A.C. por el arquitecto Imhotep, es considerado uno de los más antiguos del mundo y está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La meseta de Sakkara tiene al menos 11 pirámides, incluida la Pirámide Escalonada, así como centenares de tumbas de autoridades de la antigüedad y otros sitios que van de la Primera Dinastía (2920-2770 antes de Cristo) hasta el periodo copto (395-642).
Los cofres, que siglos después todavía mantienen el color, pertenecen al Periodo tardío y, en concreto, a la dinastía XXVI (664-525 a.C), la última antes de la conquista persa, dijo a los periodistas el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, Mustafa Waziri.
Estudios iniciales muestran que los ataúdes decorados fueron fabricados para sacerdotes, altos funcionarios y personas de la élite del Periodo Faraónico Tardío.
Las excavaciones de esta misión egipcia en la necrópolis de Sakkara empezaron en abril de 2018, cuando se descubrieron decenas de animales momificados, siendo los más destacados los escarabajos y los cachorros de león por su rareza.
Estos sarcófagos serán repartidos en varios museos egipcios, incluyendo un nuevo establecimiento que se abrirá en las afueras de El Cairo. Según Anani, estos recientes descubrimientos son fruto de un trabajo de excavación creciente en los últimos años. Los arqueólogos esperan descubrir próximamente un antiguo taller de fabricación de ataúdes para momias.
Con información de AFP y EFE
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