Hungría le ha cerrado las puertas a la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo al escribir textualmente en su constitución que “la madre es una mujer, el padre es un hombre”, desatando el repudio de la comunidad LGBTIQ del país y el resto de Europa.
La modificación constitucional fue aprobada por el parlamento este martes, siguiendo las directrices del gobierno del primer ministro Viktor Orban quien explicó el cambio señalando que “los nuevos procesos ideológicos en Occidente” hicieron necesario “proteger a los niños contra posibles interferencias ideológicas o biológicas”.
Esta enmienda también define el sexo de los niños como el que se les asigna al nacer y “asegura la crianza de los niños de acuerdo a la cultura cristiana” de Hungría.
En el parlamento también fue aprobada una ley que explícitamente prohíbe la adopción de parejas del mismo sexo además de que restringe la adopción de niños solo a parejas casadas. De ahora en adelante cualquier excepción deberá ser aprobada por el ministro de asuntos familiares.
El Gobierno de Orban, de carácter autoritario y ultraconservador, adelanta una cruzada por el impulso de los “valores tradicionales” desde que llegó al poder en 2010, año en que redactó una nueva constitución que restringía libertades a la oposición, la prensa y las personas LGBTIQ.
En los últimos años estas posturas se han endurecido con decretos y leyes encaminadas a restar progresivamente derechos a las personas con sexualidad diversa. En 2018, por ejemplo, un decreto presidencial prohibió a las universidades impartir cursos sobre estudios de género y en mayo pasado entró en vigor otra prohibición que impide cambiar legalmente el género de las personas.
Los grupos defensores de derechos humanos, organizaciones feministas y activistas LGBTQ han denunciado las políticas del gobierno húngaro por poner en riesgo a las personas con sexualidad diversa, sobre todo los transgénero, pero sus voces no han podido frenar las iniciativas de Orban, quien cuenta con una mayoría aplastante en el Congreso y un favoritismo en la prensa oficial.
Por el contrario, Orban ha endurecido su retórica anti LGBTQ durante los últimos meses comentando en octubre pasado que los homosexuales deberían “dejar a nuestros hijos en paz”. Posiciones compartidas por otros miembros de su gabinete como el portavoz del Gobierno Zoltan Kovacs, que dijo sobre la nueva enmienda constitucional que ahora la carta magna húngara “ahora protege a las familias y los niños de manera única, incluso en Europa”, señalando en Hungría se garantiza el “desarrollo sin perturbaciones” de los niños.
“Estas nuevas leyes discriminatorias, homofóbicas y transfóbicas son solo el último ataque contra las personas LGBTQ por parte de las autoridades húngaras”, dijo por su parte el director de Amnistía Internacional en Hungría, David Vig, un comunicado emitido con la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA) y la organización de derechos trans TGEU.
“Este es un día oscuro para la comunidad LGBTQ de Hungría y un día oscuro para los derechos humanos”, agregó.
La aprobación de la enmienda y de la nueva ley que restringen los derechos de los LGBTQ llegó pocos días después que estalló el escándalo del eurodiputado Jozsef Szajer, quien fue encontrado en una orgía gay en Bruselas hace unas semanas.
Szajer, que fue una figura clave en la redacción de la nueva constitución aprobada cuando Orban llegó al poder -una que ya había restringido el matrimonio a algo exclusivo para parejas heterosexuales- fue capturado huyendo desnudo del lugar de la orgía al salir por una ventana cuando la policía entró a desmantelar la fiesta sexual ilegal en medio de la pandemia.
El eurodiputado renunció en consecuencia del escándalo y aunque su nombre se hizo famoso en toda Europa, en Hungría ha pasado de agache en los medios oficiales pro Orban quienes apoyan los mensajes ultraconservadores del gobierno y sus aliados.
Este martes el parlamento pasó otra ley que sirve a los intereses del Gobierno, una encaminada a restringir la participación de los partidos minoritarios en las elecciones obligándolos a presentar candidatos en al menos 14 de las 19 provincias de Hungría y colocó un requerimiento legal mucho mayor frente al número de candidatos inscritos que antiguamente se exigía.
Según el Gobierno esto es para evitar que partidos falsos reclamen fondos estatales pero varios miembros de la oposición han protestado la medida señalando que su real propósito es obstaculizar las posibilidades que candidatos opositores le hagan frente a Fidesz, el partido de Orban, que tiene en la mira aumentar su dominio en el parlamento en las próximas elecciones legislativas de 2022.
Una reciente encuesta mostró una alta favorabilidad del electorado ante una hipotética lista de coalición de los partidos de oposición, incluso por encima de la lista del partido oficialista.
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