Nuevas pruebas basadas en documentos del régimen chino muestran que cientos de miles de trabajadores de minorías étnicas en Xinjiang se ven obligados a colectar algodón mediante un esquema coercitivo de transferencia de mano de obra y “alivio de la pobreza” impuesto por el estado. En su inmensa mayoría se trata de musulmanes que viven perseguidos en aquella región del norte de China, controlada con mano de hierro por Beijing. El gobierno central llama “reeducación” al proceso impuesto en aquella zona rural por el cual se obliga a emplearse a los uigures, un eufemismo para no hablar de las condiciones de esclavitud en la que se encuentran.
El estudio corresponde al Center for Global Policy y fue firmado por Adrian Zenz, uno de sus investigadores. “Este informe proporciona nueva evidencia de coerción específicamente relacionada con la recolección de algodón. Estos hallazgos tienen implicaciones mucho más amplias y afectan a todas las cadenas de suministro que involucran al algodón de Xinjiang como materia prima”, indica su autor. Xinjiang produce el 85% del algodón de China y el 20% del algodón del mundo. Medios de todo el mundo -como BBC y The Guardian, entre otros- han publicado parte del informe y expresado su preocupación por estas actividades.
La evidencia muestra que en 2018, solo tres regiones uigures movilizaron al menos a 570.000 personas en operaciones de recolección de algodón a través del esquema de transferencia y capacitación laboral coercitiva del régimen, de acuerdo al informe. “La transferencia de mano de obra total de Xinjiang de las minorías étnicas a la recolección de algodón probablemente exceda esa cifra en varios cientos de miles. A pesar del aumento de la mecanización, la recolección de algodón en Xinjiang sigue dependiendo en gran medida del trabajo manual”.
“En 2019, alrededor del 70 por ciento de los campos de algodón de la región tuvieron que recolectarse a mano, especialmente el algodón de fibra larga de alta calidad que se cultiva predominantemente en las regiones uigur del sur de Xinjiang, donde las cuotas de recolección mecanizada son bajas. Las políticas estatales han aumentado considerablemente el número de recolectores de minorías étnicas locales, lo que ha reducido la dependencia de los trabajadores migrantes chinos han de fuera”, denuncia la investigación basada en documentos oficiales.
En septiembre pasado, Beijing defendió su llamado “programa de formación profesional " en la Región Autónoma de Xinjiang, según fue publicado en el libro blanco, lo cual fue por la comunidad internacional como un “reconocimiento indirecto” de sus actividades ilícitas y atropellos a los derechos humanos en la región. Titulado “Empleo y derechos laborales en Xinjiang”, el texto expone el sistema organizacional implementado por el gobierno regional para la llamada “capacitación orientada al empleo en chino estándar hablado y escrito, conocimiento legal, conocimiento general para la vida urbana y habilidades laborales”.
El informe del Center for Global Policy continúa: “En algunas regiones, los niños y las personas mayores uigures reciben atención centralizada mientras que los adultos en edad laboral están ausentes en tareas asignadas por el estado para la recolección de algodón”. Miles de familias son separadas y los niños casi no están en contacto con sus padres que son obligados a trasladarse de los campos de “reeducación” a los campos de recolección.
“Un objetivo clave es mantener a las minorías ocupadas y vigiladas. Trabajadores de fábricas que trabajan y viven en recintos seguros con dormitorios viven en entornos que son más fáciles de controlar por el estado que los pastores o agricultores. Colocación de minorías en el trabajo asalariado a tiempo completo se ha convertido en una piedra angular del proyecto de reingeniería social coercitiva del estado”, señala la investigación.
La paga, también quedó en la lupa del informe. Mientras los medios propagandísticos del régimen conducido por Xi Jinping dan cuenta de que un trabajador rural en esa zona podría hacerse de hasta 5.000 yuanes por mes, la realidad es que apenas alcanzan 600 yuanes o menos, es decir, 91 dólares por mes, aproximadamente. La línea de pobreza en esas áreas rurales está en 254 dólares por mes para una familia tipo de cinco integrantes.
Otro aspecto de la coacción tiene que ver con los “equipos de trabajo” con base en las aldeas que realizan “visitas de confort” a los recolectores de algodón mientras realizan su trabajo lejos de sus hogares y familias. Los funcionarios suelen embarcarse en esas visitas de confort y entregan obsequios relacionados a los familiares de las personas detenidas en los campamentos. Al mismo tiempo, controlan sus movimientos.
A fines de 2019, una unidad de aplicación de la ley de la prefectura de Kashgar realizó una visita tan cómoda a 150 recolectores de algodón. Les dieron regalos (principalmente comida) y les preguntaron cuidadosamente sobre su estado de ánimo. “Para su ‘alegría’, los miembros del equipo encontraron que el estado de ánimo de los recolectores era ‘estable’”, señala la investigación. El líder del equipo les dijo a los miembros de la minoría esclavizada: “Esperamos que lleven adelante el espíritu de trabajo duro y estén dispuestos a sufrir, trabajar con diligencia y terminar la tarea de recoger algodón de acuerdo con el plan”.
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