La provincia central china de Sichuan, que ha registrado el último de los pequeños rebrotes de COVID-19 en el país asiático, con siete casos, inició una vacunación “de urgencia” que cubrirá hasta 2 millones de personas con alto riesgo de infección, informó este miércoles la prensa oficial, sin detalles específicos sobre el laboratorio encargado de la fórmula.
Según el diario estatal Global Times, que a su vez cita al rotativo regional Sichuan Daily, las autoridades sanitarias de la provincia esperan terminar con esta campaña de vacunación antes de que finalice el año.
La noticia ha salido a la luz mientras Chengdu, la capital de Sichuan, declaró el estado de alarma reservado a tiempos de guerra y ordenó pruebas masivas del coronavirus en un distrito tras detectar siete casos de contagio local -uno de ellos, asintomático- de origen todavía desconocido, los primeros en nueve meses.
Los primeros en recibir esta vacuna serán trabajadores sanitarios, profesores, estibadores, estudiantes o empleados que deban salir al extranjero, entre otros grupos, explicó el número dos del equipo provincial encargado del control de la pandemia, Luan Rongsheng.
Tras ello, a partir de comienzos de 2021 se comenzará a vacunar a otros grupos como los ancianos o las personas con enfermedades crónicas cuyo estado pudiera agravarse con facilidad en caso de contraer la enfermedad por COVID-19.
Según Luan, la vacunación para la población general comenzará en febrero, tras el Año Nuevo chino, aunque dependerá de la disponibilidad de los sueros.
En su opinión, en cuanto la tasa de vacunación supere el 80% será difícil que se vuelvan a dar rebrotes del virus.
Aunque las autoridades no lo han confirmado oficialmente, Sichuan Daily apuntó que se emplearán vacunas basadas en virus inactivados y que su precio será de un total de 400 yuanes (61,3 dólares, 50,5 euros) repartidos en dos dosis a ser inoculadas en intervalos de entre 14 y 28 días.
De ser así, las condiciones serían idénticas a las establecidas en algunas ciudades de la provincia oriental de Zhejiang, donde en octubre se comenzó a administrar la vacuna a personas en grupos de riesgo.
China todavía no ha concedido licencias a ninguna de las candidatas a vacuna contra la COVID-19 para su comercialización, aunque a finales de julio sí aprobó su uso en ciertos casos considerados de urgencia.
No obstante, según indicó la semana pasada un cargo científico del Consejo de Estado (Ejecutivo), Pekín aprobará la comercialización de 600 millones de dosis de sus vacunas contra el coronavirus -cuatro de ellas, ya en la última fase de pruebas- antes de que finalice 2020.
(Con información de EFE)
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