El fabricante angloholandés de productos de consumo Unilever experimentará en Nueva Zelanda desde diciembre de 2020 y por un período de doce meses la implementación de la semana laboral de cuatro días, el 80% de la jornada habitual, mientras que no aplicará recortes salariales a aquellos de sus 81 empleados en el país que se adhieran a la iniciativa, según anunció la multinacional.
El plan del gigante de alimentos y cosméticos multinacional se enmarca en la propuesta del Gobierno neozelandés conducido por Jacinda Ardern, de centroizquierda, para reactivar la economía tras el freno en la actividad por la pandemia del coronavirus originada en Wuhan, China. Sin embargo, dependiendo de los resultados en Nueva Zelanda, Unilever podría introducir la semana de cuatro días en otros países.
“Los empleados participantes de Unilever Nueva Zelanda mantendrán sus salarios al 100% mientras trabajan el 80% del tiempo”, indicó la empresa, subrayando que los trabajadores contarán con flexibilidad para determinar “cuándo y cómo trabajarán mejor dentro de la nueva estructura”.
En este sentido, la compañía indicó que, a pesar de que inicialmente el ensayo de la jornada laboral de cuatro días se limita a Nueva Zelanda, estudiará la posibilidad de evaluar su impacto a nivel más amplio de cara al futuro. El director gerente de Unilever Nueva Zelanda, Nick Bangs, reconoció que la alteración de las prácticas laborales habituales a raíz del impacto de la pandemia de COVID-19 ha servido de impulso para la introducción de la semana laboral de cuatro días.
“Nuestro objetivo es medir el rendimiento en función de la producción, no del tiempo. Creemos que las viejas formas de trabajar son anticuadas y ya no son adecuadas para su propósito”, declaró Bangs. Unilever colaborará con la Escuela de Negocios de la Universidad de Tecnología (UTS) de Sídney en la evaluación de los resultados cualitativos del experimento.
Bangs, en tanto, destacó un aumento del interés por una semana de trabajo más corta, después de que la pandemia alterara la cultura laboral en la oficina. “Este es un momento emocionante para nuestro equipo, una forma de validar el papel de catalizador que el COVID-19 ha desempeñado en la transformación de las prácticas en el mundo laboral”, dijo.
La empresa espera que sus empleados ganen en productividad si les permite una mayor flexibilidad. “Estamos ansiosos por compartir las lecciones de este experimento con otras empresas de Nueva Zelanda, con la esperanza de incitar a otros a reflexionar sobre la forma en la que trabajan”, agregó Bangs.
La propuesta de Ardern
Ardern había presentado en mayo la opción de cambiar a la semana de cuatro días para ayudar a reactivar una economía lastrada por las restricciones impuestas por el coronavirus, incluido un confinamiento de siete semanas. E incentivó las ideas creativas que favorecieran la flexibilidad en la empresa.
En un principio, la popular primera ministra había considerado establecer ese cambio con el objetivo de promover el turismo doméstico. Tras una reunión con representantes del sector turístico, la mandataria había dicho en mayo pasado que entre algunas ideas que surgieron fue la reducción de la semana laboral.
”Es un acuerdo que deben tomar entre empleador y empleado. Pero hemos aprendido mucho durante (el tiempo de la pandemia) de COVID-19 y la flexibilidad de las personas que trabajan desde casa, la productividad que ha tenido como resultado”, comenta Ardern.
Ardern pidió entonces que ambas partes -empresa y empleado- piensen sobre el posible beneficio de una jornada de cuatro días y “si eso es algo que funcionaría para su lugar de trabajo, porque ciertamente ayudaría al turismo en todo el país“.
Nueva Zelanda fue uno de los países más exitosos en la lucha contra la propagación del virus. Sin embargo, su economía también sufrió un freno importante por las seis semanas de restricciones que se impusieron. Ahora, junto con la propuesta de Unilever, podría ser pionera también en una forma original de reactivar la economía.
(Con información de Europa Press y AFP)
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