Un pequeño y paradisiaco archipiélago del Océano Índico se convirtió en un nuevo frente en el enfrentamiento entre China e India, un país que mira con cada vez más recelo a las ambiciones del régimen de Xi Jinping en su tradicional zona de influencia.
Esta vez, después de los sangrientos choques en en el Himalaya, la disputa entre los dos países más grande de Asia se libra con fondos multimillonarios para infraestructura civil: en particular, puentes muy largos.
En 2018, gracias a préstamos chinos, el gobierno de Maldivas inauguró un puente de 2,1 kilómetros de largo que conecta dos de las islas del país: Malé, donde se encuentra la capital, y Hulhule, donde se encuentra el aeropuerto. El puente fue construido por una empresa china que empleaba a trabajadores chinos, con dinero chino. En total, costó 200 millones de dólares. A la obra se le dio un nombre sugestivo: “Puente de la amistad entre China y Maldivas”.
En agosto, sin embargo, India, una histórica aliada de Maldivas, decidió contraatacar con la construcción de un nuevo puente: conectará Malé con otras islas de la misma zona, y será mucho más largo (6,7 kilómetros) y más caro (500 millones de dólares).
La respuesta india se debe a que el aumento de la influencia china en Maldivas, el país más pequeño de toda Asia, tanto por extensión territorial como por población, es un grave problema geopolítico para Delhi. Las 1.190 islas de coral que componen el archipiélago son atravesadas por rutas marítimas de fundamental importancia para el país: por allí transita el 80 por ciento del comercio exterior y el 50 por ciento de las importaciones de energía indias.
Por otra parte, esa zona también es importante para China, ya que el 62 por ciento del petróleo crudo que el país importa de África y Oriente Medio pasa por esas mismas rutas.
Pero el país está geográficamente cerca de la India, a 700 km de sus islas Laquedivas y a 1.200 km de la península india, y para ello Nueva Delhi quiere evitar que después de Sri Lanka, otro país vecino caiga bajo la influencia de Beijing, cada vez más amenazante en las aguas del Indo-Pacífico.
Infraestructura y trampa deuda: la estrategia de Beijing en Maldivas
Para lograr sus objetivos, China supo aprovechar de un cambio de régimen en el archipiélago. Antes de finales de 2011, China ni siquiera tenía una embajada en las Maldivas. Pero las cosas cambiaron rápidamente después de la elección en 2012 de Abdulla Yameen, un líder con tendencias autoritarias que decidió cambiar la postura diplomática del archipiélago y abrirse a China.
Tras la apertura de la embajada Jinping visitó el país en 2014, en la primera visita de un líder chino al país; así, Maldivas se convirtió en una pieza fundamental de “La Nueva Ruta de la Seda”, el gran proyecto de infraestructura a través del cual China busca abrir nuevos mercados para sus empresas y, a la vez, aumentar su influencia en una gran área entre Asia, África y Europa. Un proyecto que, según los críticos, el régimen comunista utiliza para hacerse con los recursos de los países involucrados.
Durante el gobierno de Yameen, China financió proyectos muy ambiciosos en las Maldivas, como la expansión del aeropuerto por 800 millones de dólares y la construcción de 7.000 apartamentos en la isla artificial de Hulhumalé, construida para resolver los problemas de superpoblación del archipiélago.
Al igual que en otros países, los proyectos de infraestructura chinos en las Maldivas también han generado una enorme deuda. China no sólo otorgó préstamos a elevadas tasas de interés, sino que además prestó cientos de millones de dólares gracias a una línea de garantía soberana: significa que si la empresa quiebra, es el gobierno de Maldivas el que tiene que reembolsarlos a los bancos chinos.
Se trata de una estrategia que China implementó con éxito —para sus propósitos— en varios países pequeños y con problemas económicos, siendo el caso de Sri Lanka el más notorio.
Según estimaciones, rechazas por el gobierno chino, Maldivas debe 3.100 millones de dólares a China. Más de la mitad del PIB nacional, que no supera los 6 mil millones. Según otras estimaciones, la deuda de Maldivas con China sería algo menor, de entre 1.100 y 1.400 millones de dólares.
No obstante, esa enorme deuda fue la principal razón lo que provocó un cambio político en Maldivas. En 2018, Yameen fue sorprendentemente derrotado en las elecciones. En su lugar fue elegido Ibrahim Mohamed Solih, un aliado del primer ministro indio Narendra Modi y quien restauró en gran medida la política exterior de Maldivas a su postura tradicional pro-Delhi. En tanto, Yameen fue condenado a cinco años de prisión por lavado de dinero. Entre otras, cosas el expresidente fue declarado culpable de adjudicar contratos de construcción a empresas chinas a precios inflados: la corrupción de los funcionarios locales es otra de las prácticas habituales de Beijing.
La respuesta de India
El cambio político dio alas a la respuesta de India, que se ha mostrado muy generosa con el nuevo gobierno. Solo en los últimos dos años, ha prometido más de 2 mil millones de dólares en ayuda financiera y este año anunció la construcción de un nuevo puente.
Mientras el puente construido por China conecta Malé con la isla inmediatamente al este, el construido por India será una estructura más compleja compuesta por varios elementos, que conectará Malé con las tres islas (Vilingili, Gulhifalhu y Thilafushi) al oeste de la capital.
El costo será mayor, pero según el gobierno indio los términos del préstamo (100 millones no reembolsables, 400 millones en préstamo) serán menos gravosos en comparación con los ofrecidos por Beijing, con tasas de interés bajas y un plan de pagos que se extenderá durante veinte años. Además, los partidarios del gobierno aseguran que serán más transparentes y dejarían más margen de decisión a las autoridades locales.
Mohamed Nasheed, ex presidente aliado del actual presidente Solih, escribió en Twitter que el préstamo de India es “ayuda genuina de un amigo”, a diferencia de los préstamos chinos.
Al igual que China, India también ha anunciado varios proyectos de infraestructura adicionales: un nuevo hospital, un puerto, un aeropuerto, renovaciones urbanas. Según un análisis de The Diplomat, más allá del puente, será el monto de las ayudas indias para el desarrollo de las Maldivas, que anteriormente ya alcanzaba los 800 millones de dólares, lo que servirá para reducir el papel de Beijing en el país y para que Nueva Delhi recupere su gran influencia histórica en Malé.
Aún así, las relaciones económicas entre China y Maldivas seguirán siendo muy sólidas, en especial a causa de la “trampa de deuda” que el régimen comunista generó en el archipiélago. Maldivas no podrá deshacerse fácilmente, ni siquiera con las ayudas indias, de los préstamos contraídos con China, a los que el gobierno de Malé deberá pagar tarde o temprano más del 50 por ciento del monto total de la deuda externa.
Además, la economía del archipiélago depende sobre todo del turismo, cuyo principal país de origen es China, y de la pesca, cuyo principal mercado es también el chino.
En general, sin embargo, el cambio de gobierno en Maldivas recalibró la postura diplomática del país, favoreciendo incluso un inédito acercamiento con Estados Unidos. En septiembre, los dos países firmaron un acuerdo de defensa; en octubre, el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo visitó el país y anunció que Estados Unidos abrirá oficialmente una embajada en la isla.
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