Un total de 337 personas, entre ellos oficiales y pilotos del ejército, fueron condenadas a cadena perpetua este jueves por el golpe de Estado fallido de 2016 contra el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
Otras 60 personas fueron condenadas a penas menores y 75 fueron absueltas, según un resumen del veredicto obtenido por la AFP.
En el juicio, iniciado en agosto de 2017, había un total de 475 acusados, entre ellos 25 generales y cuatro miembros de alto rango de la cofradía islamista del predicador Fethullah Gülen, ex aliado en Estados Unidos, y al que Ankara acusa del golpe.
79 perpetuas fueron dictadas a 11 pilotos que bombardearon Ankara por el total de 77 personas muertas en la capital turca (68 durante el bombardeo y 9 en otros momentos), más dos por intentar derrocar el orden constitucional y por intento de asesinato de Erdogan.
El juicio, el mayor de cuantos se han abierto contra participantes en el golpe, reunió a militares y civiles presentes la noche del golpe en la base aérea de Akinci, cerca de Ankara, desde donde despegaron los cazas que bombardearon la ciudad.
De los acusados, 365 estaban en prisión preventiva, 104 en libertad provisional y seis en busca y captura, entre ellos el propio Gülen, cuya extradición ha pedido Turquía reiteradamente.
Otros militares están recibieron penas menores y al menos cuatro civiles, considerados altos cargos religiosos en la cofradía de Gülen, han recibido también docenas de cadenas perpetuas al considerar el tribunal que fueron quienes tomaron el mando de la base de Akinci la noche del golpe.
La lectura de la sentencia tuvo lugar en el centro penitenciario de Sincan, en Ankara, donde las medidas de seguridad son extremas hoy.
En las 6.000 páginas del escrito de acusación, la Fiscalía imputó a los inculpados los cargos de asesinato, violación de la Constitución, intento de asesinar al presidente, intento de derrocar al Gobierno, dirigir una organización terrorista armada, ocupar bases militares y privación de libertad.
A Gülen, en el pasado estrecho aliado de Erdogan y de su partido, el islamista AKP, se le acusa de haber creado un “Estado paralelo” al infiltrar a sus seguidores en puestos claves de la Administración, la Justicia, el Ejército y la Policía.
Gülen, que vive en Estados Unidos desde hace 20 años, insiste en negar las acusaciones.
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