Continúa en España el juicio por los atentados terroristas perpetrados en Barcelona -específicamente, en Las Ramblas y Cambrils- en agosto de 2017. En la última audiencia, los dos oficiales que abatieron al terrorista, Younes Abouyaaquoub, que atacó en la icónica peatonal española recordaron el momento en el que lo neutralizaron.
“Empezamos a dispararle pero siguió corriendo hacia nosotros y a unos diez metros cayó al suelo, hice un cambio de cargador, se reincorporó de nuevo, volvió a dirigirse hacia nosotros y le disparamos dos o tres veces más hasta que cayó de nuevo”, describió uno de los agentes.
Los hechos ocurrieron el 21 de agosto de 2017, cuatro días después de que Abouyaaquoub tomara una furgoneta y embistiera contra los transeúntes que caminaban por una de las calles más conocidas de Barcelona, dejando un saldo de 15 muertos y 140 personas heridas.
Después, el terrorista asesinó a otra persona, Pau Pérez, para robarle su Ford Focus azul y escapar del lugar.
Abouyaaquoub alcanzó a recorrer 49 kilómetros antes de que la policía diera con su paradero -un campo de cultivo- donde terminó siendo abatido, acorralado y solo.
Fue gracias a una llamada anónima que los agentes de los Mossos d’Esquiadra localizaron al terrorista. Lo identificaron con una camisa azul y un pantalón rojizo. “Se subió las gafas, me miró fijamente y desapareció por un matorral”, explicó uno de los agentes en declaraciones recogidas por El Español. En ese momento, indicó, el terrorista cargó contra los uniformados al grito de “Allahu Akbar” (Dios es grande, en árabe, una frase usada frecuentemente en este tipo de actos) y con la camiseta levantada, descubriendo lo que aparentaba ser un cinturón de explosivos y que finalmente resultaron falsos.
En su puño derecho cargaba el supuesto detonador, que mantenía en alto y apretado en su mano.
Al avanzar hacia los oficiales, estos desenfundaron sus armas y le advirtieron que se detuviera, pero al no tener éxito abrieron fuego.
Ambos agentes dijeron en la audiencia que actuaron por intuición, por lo que no recuerdan cuantos disparos efectuaron exactamente.
Sin embargo, indicaron, todavía tenían miedo de que detonara el cinturón de explosivos, por lo que se acercaron con mucha cautela y sin dejar de apuntar al cuerpo.
“Se hizo un silencio inmenso y sólo esperaba que soltase el detonador para que no explotase. Estaba de rodillas y no conseguía levantarme hasta que oí unos chillidos y un compañero me ayudó. Ahí ya me derrumbé”, afirmó uno de ellos ante el juez.
“Me veía mutilado por la explosión, estaba horrorizado por el sitio en el que estábamos. Estaba apuntándole, di unos pasos para atrás sin perder la mirada de dónde estaba hasta que llegaron otros compañeros y empecé a llorar”, explicó otro de los agentes.
Los dos uniformados sufrieron de estrés postraumático después de lo ocurrido. Entre las secuelas presentadas mostraron episodios de constantes pesadillas, insomnio, miedo o ansiedad.
También enfrentan un juicio por el acto terrorista Mohamed Houli Chemlal y Youssef Aalla, todos miembros de una célula yihadista que planeaba un atentado con explosivos en Cambrils y que fue frustrado por una explosión accidental del material que fabricaban en Alcanar (Cataluña), causando la muerte de Aalla.
Días después ocurrió el atentado de Las Ramblas.
Aunque el juicio no servirá para procesar a los terroristas, pues todos murieron, hay otras tres personas investigadas por haber colaborado en los atentados que sí están compareciendo ante las cortes.
Contra dos de ellos se piden penas de 41 y 36 años de prisión por los delitos de integración en organización terrorista, fabricación, tenencia y depósito de sustancias explosivas y conspiración para el delito de estragos terroristas; el tercero tendría pena de 8 años de cárcel por ser colaborador de la célula terrorista.
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