Un escándalo de proporciones desconocidas comenzó a crecer en las últimas horas del viernes en Dubái. Fue luego de que un diario británico revelara que una de las princesas del jeque le pagó una fortuna a uno de sus guardaespaldas para que mantuviera en secreto el amorío que habían tenido durante dos años mientras iniciaba el divorcio contra su ex esposo Mohammed bin Rashid Al Maktoum (71 años) en los tribunales del Reino Unido. De acuerdo con el DailyMail, la princesa Haya Bint al Hussein (46 años) le depositó 1.500.000 dólares a Russell Flowers, el hombre que era su custodio, para que no contara nada sobre su affaire.
La relación de dos años surgió durante las audiencias de la princesa Haya en el Tribunal Superior de Londres, en la que ganó la custodia de sus dos hijos, luego de una batalla legal que ocupó los medios de todos los países. Como consecuencia de la relación entre ambos, Flowers debió poner fin a su matrimonio de cuatro años, luego de que su esposa descubriera el vínculo poco profesional que mantenía con su protegida.
Un amigo cercano a la familia del hombre de seguridad y de su esposa confió a aquel diario inglés que la mujer “creía que su marido estaba seducido por el dinero y los regalos. Ella le dio muchos obsequios costosos y se aseguró de que él siempre estuviera a su lado”. Entre esos regalos de lujo se incluían un reloj Audemars Piguet de 16 mil dólares y una escopeta de colección Purdey & Sons de un valor aproximado de 65 mil dólares.
Como contrapartida a los pagos, Flowers tiene prohibido hablar durante un largo tiempo sobre la princesa ni nada de lo que presenció mientras era guardaespaldas de la Casa Real del emirato. “En los viajes al extranjero, la princesa siempre insistía en que tuvieran habitaciones comunicadas. Cuando estaba en el Reino Unido, salía con él casi todas las noches y, a veces, no regresaban a casa hasta la mañana siguiente. Me contaron que Russell había vuelto la cabeza y pasó de ser un esposo amoroso a alguien que su esposa no reconocía”, señaló la misma fuente que sabe de primera mano cómo fueron esos años cercanos entre el fornido custodio y la princesa.
La relación entre Flowers y su esposa comenzó a deteriorarse cuando esta supo que algo raro pasaba. Situaciones que no tenían que ver con el trabajo al cual estaban acostumbrados. “Su esposa notó que las llamadas y los mensajes comenzaron a llegar todas las noches después de que él llegaba a casa del trabajo. Le decía que se trataba de temas de seguridad, pero los intercambios de mensajes duraban horas”. Pero en una oportunidad, en 2016, lo que llegó a su teléfono no eran mensajes laborales, sino selfies. La princesa le enviaba fotografías suyas en traje de baño, lo que hizo confirmar a la mujer sus sospechas.
Una amiga cercana contó los detalles de ese día. “Sé que su corazón se hundió cuando vio las fotos y supo que su esposo estaba teniendo una aventura. No hubo un gran enfrentamiento, pero unos meses después se volvió hacia su esposa y le dijo que ya no la amaba. Quería luchar por su matrimonio y no creía que hubiera terminado y solo era una fase por la que estaba pasando su esposo. Su marido negó que estuviera pasando algo con la princesa”.
Las noches en el impresionante castillo de campo donde vivía la princesa en el Reino Unido -de 1.200 hectáreas en Suffolk- eran motivo de comentarios entre personal de la estancia y otros custodios, a quienes también se los silenció con 1.500.000 dólares. Un año después, en 2017, el guardaespaldas se separaría de su esposa. “Conocía a Russell desde que tenía 17 años y creía que tendrían una vida juntos. El divorcio la dejó destrozada y ha tardado mucho en superar la traición”.
“Russell debería avergonzarse de la forma en que trató a su esposa. Su comportamiento fue repugnante. Ella era la principal fuente de ingresos del matrimonio y le dio un estilo de vida que disfrutó y la ha traicionado. Haya debería estar avergonzada de la forma en que fue tras un hombre casado. No hay excusas. Fue por su riqueza y poder que pudo hacer esto. Muchas vidas se han arruinado a causa de este asunto”, sintetizó la misma allegada a la familia.
Años de tormento
La princesa Haya Bint Hussein huyó a Londres en junio de 2019, y una vez instalada ahí solicitó a un tribunal de la ciudad inglesa el divorcio de Mohamed Bin Rashid al Maktoum, jeque de Dubái. Haya Bint Husein nació en Jordania, es hija del difunto rey Hussein I y media hermana del actual rey Abdalá II. Además es una de las seis esposas del gobernante de Dubái, una de las ciudades de mayor plusvalía en el mundo, que se encuentra en los Emiratos Árabes Unidos.
De acuerdo con un tribunal británico, el emir de Dubái ordenó el secuestro de dos de sus hijas (fruto de otro matrimonio) y llevó a cabo una “campaña de intimidación” contra Haya de Jordania, lo que la obligó a huir al extranjero. En unas conclusiones sobre ciertos puntos de procedimiento, el juez que llevó adelante la investigación consideró que el jeque “actuó de una manera destinada a intimidar y asustar” a la princesa. En el marco de este caso, Haya pidió a la corte londinense que se pronunciara sobre la suerte de dos hijas que el emir tuvo con otra de sus esposas, Shamsa y Latifa. Según el magistrado, el jeque “ordenó y orquestó” su secuestro.
Miembros de la corte real de Dubái le habían expresado su preocupación por la amistad que había entre la princesa Haya y su oficial de seguridad, lo que despertó la sospecha del multimillonario gobernante. El jeque es uno de los hombres más ricos del mundo.
Antes de ser su guardaespaldas, Flowers trabajaba en una empresa de seguridad privada, además de servir en el ejército como parte del 2º Batallón del Regimiento de la princesa de Gales de 2003 a 2009. Luego se integró al cuerpo de seguridad del jeque con base en Dalham Hall, donde están los caballos de carrera del gobernante de Dubái. La princesa, que compitió en equitación en los Juego Olímpicos de Sídney en el año 2000, era una visitante frecuente. Desde entonces comenzó a viajar más al terreno.
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