Aghdam se convirtió este viernes en el primer territorio cedido a Azerbaiyán por las fuerzas armenias de Nagorno Karabaj tras el pacto que puso fin a una breve pero cruenta guerra ganada por las tropas azeríes. El acuerdo de paz, negociado por Rusia, pretendió saldar la disputa que estos países del Cáucaso mantienen desde hace décadas por esta región de mayoría armenia, pero ubicada en territorio reconocido internacionalmente como azerí.
Entre las condiciones del trato, Armenia perdió el control sobre los siete distritos adyacentes a Nagorno Karabaj y también sobre la segunda ciudad del enclave, Shushá —o Shushi para los armenios—, que se encuentra a solo 11 kilómetros de la capital, Stepanakert. Cuatro de los distritos ya se encontraban en poder de Azerbaiyán como resultado de la guerra, pero los otros tres debían ser entregados por las tropas armenias. Aghdam es el primero. Los otros dos Kalbajar, que será entregado el 25 de noviembre, y Lachin, que volverá a manos de Azerbaiyán el 1 de diciembre.
“Felicidades a todos los ciudadanos de Aghdam. Ya no son refugiados, volverán a sus tierras ancestrales”, dijo el presidente azerí, Ilham Aliyev, en declaraciones difundidas por televisión, después de que el ejército entrara en este distrito.
Armenia informó el sábado la muerte de más de 2.300 de sus soldados en el conflicto. “Hasta la fecha, nuestro servicio forense ha examinado los cuerpos de 2.317 militares muertos, incluyendo cuerpos no identificados”, indicó la portavoz del ministerio armenio de Salud, Alina Nikoghosian, en Facebook. Por su parte, Azerbaiyán no informó el número de bajas.
Fuerzas de paz rusas fueron desplegadas la semana pasada en Nagorno Karabaj para hacer cumplir lo acordado. Unos 400 soldados llegaron al territorio en disputa y se espera que arriben unos 1.600 más en los próximos días. El plan de Vladimir Putin contempla una presencia de cinco años con la posibilidad de extenderlo por otro plazo similar.
En Aghdam, los armenios locales no esperaron la llegada de las fuerzas de Bakú para huir. Muchos prefirieron prender fuego sus casas antes de marcharse, de acuerdo con periodistas de la agencia AFP.
En los pueblos de Nor Maragha o en Nor Karmiravan, dentro de este distrito, los habitantes mataron al ganado, recogieron sus verduras y frutas y metieron en sus vehículos y en remolques todas sus pertenencias personales con el amargo sentimiento de dejar al enemigo sus granjas y sus huertas.
En Aghdam, una ciudad fantasma y en ruinas desde hace 30 años, los soldados armenios demolieron el jueves su cuartel general con excavadoras antes de marcharse. A finales de la guerra en los años 90, cuando las las fuerzas armenias tomaron el control de parte del territorio, proclamaron la República del Artsaj en Nagorno Karabaj. Entonces el éxodo había sido en sentido inverso, ya que la población azerí huyó de estos lugares.
El acuerdo que puso fin a los combates es considerado inaceptable para la mayoría de los nacionalistas armenios, a pesar de que los líderes de Nagorno Karabaj admitieron que si la guerra seguía podían perder la totalidad del territorio. La oposición acusa al primer ministro Nikol Pashinyan de ser un “traidor” y pide en vano su dimisión. Pero por ahora las manifestaciones en las calles de Ereván se limitan a algunos miles de personas.
La comunidad internacional se ha felicitado por este alto el fuego, pero persisten ciertas “ambigüedades” sobre su puesta en práctica. Francia pidió a Moscú que aclare, por ejemplo, cuál es el papel de Turquía, gran apoyo de Azerbaiyán y enemigo jurado de Armenia.
Turquía no es mencionado en el acuerdo que puso fin a los combates, pero sus autoridades anunciaron rápidamente que supervisarían el alto el fuego conjuntamente con Rusia. De todos modos, el presidente ruso garantizó que no habrá ningún soldado turco en Nagorno Karabaj.
Con información de AFP
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